El Estadio de Vallecas abría sus puertas para presentar un apetitoso partido de Copa del Rey. Los primeros 90 minutos de la eliminatoria dejaron la contienda por resolver entre dos equipos vecinos que habían iniciado su temporada de forma dificultosa. La alegría se contagiaba en los aledaños del campo, donde la afición todavía celebraba la victoria en liga con un buen aperitivo antes de ver a los suyos.

Pese a tener la balanza ligeramente decantada a su favor, el Rayo Vallecano comenzó asediando la meta de Lunin en varias ocasiones. Sin embargo, la suerte jugó del lado del Leganés. La defensa franjirroja permitió a El Zhar idear la jugada que tenía entre manos y la jugada terminó en gol. El marroquí buscó sorprender a Alberto y al final fue Velázquez el sorprendido cuando el balón golpeó en él antes de introducirse entre los tres palos.

El gol pareció no afectar anímicamente al conjunto local. Continuó insistiendo en busca del empate, pero ningún intento resultaba productivo. Vallecas apretaba a sus jugadores, la afición se volcó con sus jugadores tras la victoria ante el Eibar. La realidad ya no era tan oscura, era la ocasión perfecta para retomar la confianza y continuar por la senda de la victoria.

Lo que ni el Rayo ni Lunin sabrían es que iba a ser la noche del portero ucraniano. Comenzó seguro bajo palos, se le veía confiado en cada acción en la que intervenía. Para más inri se encontró ante un penalti en contra, que podría encaminar su consagración bajo los palos de la portería pepinera. Bebé al servicio, 11 metros de distancia y un guardameta en pleno estado de lucidez. El resultado fue el silencio del estadio al ver como Lunin despejaba el disparo.

El objetivo del Rayo Vallecano se encontraba en el gol, uno era suficiente para posicionarse en la siguiente ronda. No le iba a resultar nada fácil completar esa tarea, la cual ha tenido pendiente en numerosas ocasiones esta temporada. La falta de eficacia pasaba factura semana tras semana a los vallecanos y todo apuntaba a que marcarían otra cruz en su casillero. Fue entonces cuando Michel movió ficha. Raúl de Tomás y Álvaro García mostraron otra cara en el ataque. En cambio, Pellegrino daba un paso atrás con la entrada de Vesga en el lugar de El Zhar.

A medida que disminuía la temperatura en la capital aumentaban los decibelios en un pequeño regocijo del municipio madrileño. Los focos del estadio iluminaban el camino de un equipo consciente de sus posibilidades para asestar un duro golpe a la eliminatoria. Esa misma luz que veían desde la grada, que comenzaba a levantarse de sus asientos en cada jugada de ataque de los suyos.

El combinado local se volcó al ataque. El resultado del partido estaba en sus manos. Los últimos minutos se resumieron en un bucle continuo de ataques sobre el área contraria. Centro tras centro, córner tras córner, pero el tanto de la igualada no llegaba. Volvió a tomar protagonismo Lunin con una gran estirada con la que evitó el remate a media tijera de Roberto Moreno.

Llegó el pitido final y el luminoso no sufrió ninguna modificación. El Leganés aprovechó el valioso primer tanto de El Zhar para cerrar la eliminatoria y dar un paso adelante en la competición copera. En su lugar, el Rayo Vallecano, que hizo esfuerzos más que suficientes por salir victorioso, se marcha por la puerta de atrás. A partir de este momento centrará todos sus esfuerzos en la Liga, donde tendrá que remar a contracorriente en busca de oxígeno alejado de los puestos de descenso. Una vez más, las sensaciones mostradas han sido más que notables, no obstante, el gol se les ha vuelto a atragantar.

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