El formato de Copa del Rey en España está haciendo mucho daño al espectáculo. Los equipos grandes lo tienen todo de cara para superar las eliminatorias y las sorpresas cada vez son más difíciles de ver. La contienda, que debiera ser a partido único y en campo del más pequeño, se disputa a doble partido, acabando en el estadio del equipo de superior categoría y haciendo imposible cualquier conato de gesta.

No pudo el Melilla remontar la eliminatoria, obviamente. La lógica se impuso en el Santiago Bernabéu y el Real Madrid certificó su pase a octavos de final anulando cualquier capacidad de sorpresa de los melillenses. Y es que los cuatro goles del equipo de Santiago Solari en la ida eran una losa demasiado pesada como para intentar levantarla.

Luis Miguel Carrión, técnico de la UD Melilla, alineó a los jugadores más veteranos para darles la oportunidad de jugar un encuentro de estas características en un estadio como el Santiago Bernabéu. Doble pivote con Menudo y Jordi Ortega, bandas para Ruano y Óscar García, enganche de Qasmi y arriba Mizzian Salmi.

Por su parte, Santiago Solari dispuso a los teóricamente suplentes, dejando a hombres como Ceballos y Lucas Vázquez en el banquillo. Keylor en portería, Vallejo y Javi Sánchez en el eje de la zaga, Valverde, Llorente e Isco en el medio del campo y arriba Vinicius, Asensio y Mariano. Solo Dani Carvajal continuó en el once con respecto al partido de la semana pasada frente al Valencia.

El Real Madrid continuó con la senda de la victoria como local. Vinicius hizo las delicias del respetable del Santiago Bernabéu y Marco Asensio se reivindicó como más le gusta, con goles.

Eliminatoria encarrilada

El equipo blanco ya tenía el duelo ganado con el resultado conseguido en la ida en tierras norteafricanas. Sin embargo, a un club como el Real Madrid se le exige siempre la victoria y este caso no era una excepción. La falta de continuidad de las victorias en el equipo de Solari durante esta temporada está siendo una realidad y cualquier encuentro se convierte en una buena excusa para conseguir otra.

Pese a todo, los goles tardaron en llegar. La primera media hora no fue aburrida pero tampoco será recordada por su belleza. Algún destello de Vinicius rompía el ritmo de un encuentro que se sabía falto de disputa gracias al maravilloso formato de Copa del Rey que convierte en una gesta histórica cualquier intento de sorpresa de un equipo pequeño frente a otro grande. Pedro Luis sacaba la primera del brasileño con una gran intervención. En filas melillenses destacaban las apariciones de Menudo, el hombre con más habilidad del equipo.

Pero llegó Asensio para convertir dos goles en apenas tres minutos. En el primero, el mallorquín se marchaba con habilidad de la defensa melillense para batir a Pedro Luis con su pierna izquierda. En el segundo, aprovechaba una gran asistencia de Vinicius y sentenciaba prácticamente el encuentro. Pese a todo, no celebró muy exultante los tantos, algo que puede ser sintomático de un encuentro de estas características con tan poco en juego.

No se conformaría con esto el jugador español sino que serviría el tercero a Javi Sánchez con un gran pase picado que aprovechó el canterano para batir por alto al meta visitante. En un abrir y cerrar de ojos el Real Madrid ya iba ganando 3-0.

Segunda parte de trámite

El resto del encuentro solo sirvió para ver el debut del canterano madridista Fran García. El lateral sustituyó a Carvajal y pudo disfrutar de sus primeros minutos como jugador del primer equipo, un día que seguro que no olvidará.

Con la eliminatoria y el partido encarriladísimos, el Real Madrid se dedicó a buscar la portería rival sin presión y con el juego alegre que suele caracterizar al equipo de Santiago Solari. Fruto de ello llegarían más goles, entre ellos los de Isco, que desde fuera del área consiguió perforar por la escuadra la portería del Melilla. Finalmente, Vinicius cerró la cuenta goleadora de un Real Madrid que solo encajó fruto de una pena máxima transformada por la UD Melilla.

 

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