No entraba en los planes de Simeone ir de turismo a Brujas, por más que sea una de las ciudades más bellas de Europa. Enfrente estaba un equipo que se le atragantó en el Metropolitano durante más de una hora y también al Dortmund, al que arrancó un empate en tierras germanas. Así que era menester ganar en tierras belgas para no depender del tigre Falcao ante Reus, Sancho y compañía.

Es el Jan Breydel un estadio coqueto, con capacidad para 30.000 espectadores, pero con un oscuro pasado para el fútbol español. Fue en el coliseo belga donde se disputó el partido España - Francia de la Eurocopa 2000, perdiendo La Roja ante la futura campeona por un gol a dos, con aquel famoso penalti fallado por Raúl González a pocos minutos del final. Tampoco de gratos recuerdos para el Atlético que hoy disputa en ese estadio su tercer partido y cuenta los dos anteriores por derrotas, que además conllevaron eliminación, de la Copa de Europa en 1978 y de la Recopa de Europa en 1992. Con lo que, más allá de asegurar el primer puesto del grupo, había que ganar para saldar cuentas pendientes. 

Y saltó el Atlético con ganas, con el chaval Montero de titular ante la baja de última hora de Giménez, Arias asentándose en el lateral derecho, con Gelson acompañando arriba a Griezmann y con Saúl en el lateral izquierdo paliando las bajas de Lucas y Filipe, este último ya recuperado pero a quien Simeone no quiso arriesgar, viendo la plaga de lesiones que asola a la defensa. Músculo en el medio con Thomas ayudando a Rodri y la clase de Lemar y Koke al servicio de la punta de lanza. 

Quizás viendo las dificultades que planteó en el Nuevo Metropolitano o en el Signal Iduna Park, se esperaba un Brujas correoso, intenso, pero lo cierto es que en la primera parte supo el Atlético enfriar los ánimos de los locales y mantuvo el control y dominio del choque, aunque romo en ataque, más allá de dos intentonas de Thomas y Gelson a pases de Saúl, que cumple de forma notable allá donde le pongan. También a Gelson se le vio con ganas, suya fue la presión y posterior robo de balón que acabó en las botas de Griezmann, quien se sacó un golpeo con mucha intención que iba directa a la escuadra pero que desbarató el portero local con un paso atrás y una mano providencial. Tuvo también el equipo comandado por Iván Leko alguna ocasión, pero sin excesivo peligro. Un disparo desde fuera del área y un piscinazo de Openda ante Montero pero que Davide Massa acertó al no señalar como pena máxima.

Al descanso se llegó 0 - 0 y con la noticia de que el Borussia Dortmund iba ganando en Mónaco, lo que obligaba al Atlético a ganar para mantener el primer puesto. Pero fue el Brujas el que de primeras pareció salir más entonado. Aunque pronto el Atlético volvió a tomar el pulso al partido y a intentar volcar el campo hacia la portería belga. Quemó rápido sus naves Simeone dando entrada a Correa, Vitolo y Kalinic. Salieron Thomas, Gelson y Lemar, este último cojeando tras una fea entrada. Y tras un par de acercamientos brujenses, llegó el milagro de cada partido de Oblak. Balón centrado desde la derecha por Vormer que remata picado Luan Peres completamente sólo y Oblak la saca en dos tiempos cuando todo el estadio veía ya el gol. Todos, claro, menos el bueno de Jan. 

Entraba el choque en la recta final cuando ya se rompió el partido. El Atlético se volcó en busca del gol que necesitaba y dejó huecos atrás que aprovechaba el Brujas para montar contras e intentar sorprender. Entre medias, el Dortmund sentenciaba en el Louis II con lo que el segundo puesto era una posibilidad más que probable. Podía evitarse con un gol rojiblanco. Lo seguía intentando el cuadro colchonero, por medio de Kalinic, Vitolo o Correa, pero de forma infructuosa. Y tal y como empezó el partido se llegó al final, con un empate a cero que deja al Atlético clasificado como segundo de grupo, sin poder ganar en tierras belgas y con las dudas instaladas nuevamente en el ataque. Y es que sin gol... no hay paraíso.