El encuentro fue un retrato de lo que viene siendo el Real Madrid esta temporada. Todo lo que puede salir mal, le sale mal. Un partido que era un trámite, en el que no se jugaba nada, se convirtió en una pesadilla. Los de Solari transformaron lo que podían ser 90 minutos de tranquilidad en otra decepción para un Bernabéu que no aguanta más. Además del resultado, la afición la tomó también con Isco que fue pitado durante muchos minutos de la segunda mitad tras fallar una ocasión clara.

El partido no invitaba a ir al estadio a verlo. Un horario extraño en jornada laborable, un día frío, un encuentro que era un trámite con un Real Madrid clasificado y un rival a priori inferior. Todo eso se demostró en una grada menos poblada de lo habitual y esas circunstancia parece que calaron en un principio en los jugadores blancos.

Un inicio frío

El encuentro se contagió de ese frío ambiente en un inicio sin ningún tipo de sobresalto. El Real Madrid tenía una posesión infinita y estéril mientras el CSKA esperaba cómodo en su terreno, aunque con una defensa bastante adelantada. Nadie hacía algo distinto a lo demás, todo era un juego frío y plano. El único capaz de romper ese hielo era un brasileño con su alegría y su juego vistoso

Vinicius fue el mejor del conjunto blanco en la primera mitad. Cada vez que el balón pasaba por sus botas, la sensación de peligro incrementaba ostensiblemente. Siempre que recibía encaraba a la defensa contraria, daba si delante suya había uno, dos o tres jugadores rivales. Vinicius era titular en Champions por primera vez y quería divertirse. Regates, un control orientado de crack, paredes, tacones y un buen disparo sacado por Akinfeev. Una amplia gama de recursos para intentar ganarse más minutos de los que está disfrutando. Fue el jugador gracias al que la afición blanca pudo calentarse las manos aplaudiendo.

Vinicius fue el más destacado en la primera mitad/ Foto: Real Madrid
Vinicius fue el más destacado en la primera mitad/ Foto: Real Madrid

El CSKA puso los goles

Cuando el equipo madridista parecía entrar en calor con el larguero de Asensio y una jugada llena de paredes y tacones culminada también por el balear, llegó el jarro de agua fría. Dos goles del equipo en los últimos quince minutos que ponían el encuentro muy cuesta arriba. Chalov sacó a relucir la calidad propia de uno de los mejores delanteros rusos del momento para marcar un golazo y abrir la jugada del segundo con una pared de tacón soberbia. Dos llegadas y dos goles. Excesivo castigo quizá para un Madrid que no había hecho demasiados méritos para ir ganando con solvencia, pero que no había mostrado tampoco su peor cara. Los de Solari pusieron algo más  calidad, pero el CSKA los goles.

Todo fueron malas noticias

En la segunda mitad el rendimiento madridista fue incluso peor. El conjunto blanco no era capaz de entrar en una defensa rusa que tampoco tenía que hacer demasiado esfuerzo para detener los ataques madridistas. Un repliegue sencillo del CSKA fue suficiente para que todo un Real Madrid no fuera capaz casi de tirar a puerta. Para colmo, la afición comenzó a cobrarse cuentas personales con Isco. El malagueño desperdició una ocasión clara tras una buena jugada de Vinicius y ahí comenzó un runrún acrecentado tras un gesto del mediapunta que pudo interpretarse hacia la grada reprochando esa reacción. A partir  de ahí, cada balón recibido por Isco tenía una respuesta inmediata en forma de pitos.

Además, la chispa final llegó con el tercer gol ruso. A la falta de peligro ofensivo se sumó una fragilidad defensiva preocupante. Cada vez que el CSKA pasaba de mediocampo, la sensación era de que podía pasar cualquier cosa. El equipo moscovita conseguía sacar jugadas de la nada.

Hasta el final no sucedió nada. Al Madrid no se le vio ningún síntoma de remontada que caracterizaba al equipo y no se observó coraje para ni tan siquiera intentar la remontada. Se salvó de una mayor bronca final porque no quedaba casi nadie en el estadio. El equipo no arranca y no consigue encadenar victorias consecutivas que le saquen de este bache.