La grada no está contenta, pero no lo hace saber por el amor que tiene al club, al equipo, al escudo y a sus jugadores. En otros estadios de Segunda División no tienen una afición tan comprensiva y complaciente como la del Carlos Tartiere, les pitan, les abuchean, incluso les insultan y les pide que se vayan. Nada de eso pasa en el templo azul, y es que espera mucho de sus futbolista, les da oportunidades y nunca decae en animar pese a que fallen, siempre y cuando pelen y a pesar de que tengan cinco minutos por partido, o venga de dos encuentros en la grada. Solo les pide eso, dejárselo todo, no vagabundear por el césped, eso sí que no se acepta. 

A día de hoy, a dos partidos del parón navideño, no hay jugadores marcados en exceso, pero sí es cierto que hay futbolistas que no están al nivel que se les exige. El caso que más está en boca de todos es el de Richard Boateng. Llegó a Oviedo procedente del Melilla, -donde fue su máximo goleador, pese a ser centrocampista,, es un llegador, y es una de las imágenes que aún no se han visto en el Tartiere. De hecho, ha desaparecido de onces y convocatorias, algunas lesiones, sí, pero eso va dentro del rendimiento. Los rumores hablaban esta semana de que no estaba a gusto en la ciudad asturiana si no era jugando, Anquela no regala nada, y si no se lo gana, no se le augura un buen futuro en la capital.

Otro de los casos importantes es el de Javi Muñoz y Tejera, dos "jugones" que llegaron claramente para hacer olvidar a Susaeta y Rocha, pero que pese a haber tenido destellos y momentos buenos de juego, no han destacado como se espera de jugadores que vienen a liderar al Oviedo en el centro del campo, muy en sintonía con Boateng.

El mexicano Osvaldo Alanís parece que ha retomado el vuelo, algunos dicen, después de su imperial derbi contra el Sporting de Gijón con gol de cabeza incluido, y si viene siendo pieza clave en los equipos del técnico andaluz, quizás también ante las bajas en defensa.

Por último, quizás los casos que más duelen entre la afición azul son los de Christian y Toché, estandartes junto a Saúl Berjón, capitanes del equipo, nada tienen que demostrar, faltaría más, pero sí es cierto que no son los que eran, sobre todo Toché. Sus salidas al campo en escasos partidos para minutos finales, para apretar arriba, para pelear balones con experiencia, si José Verdú está para solo eso.... es una pena, se le añora. Christian es el defensor número cinco, es el que reemplaza ahora mismo a los Alanís, Carlos, etc., empezó muy fuerte, imperial, pero se fue desvaneciendo poco a poco, posiblemente las lesiones de su fuerte y directo juego, pero no está, a día de hoy. 

Estos jugadores no están ni en el disparadero ni criticados ni nada por el estilo. Como bien se habla en el primer párrafo, la afición del Oviedo es así, a muerte con todos y cada uno de los suyos, pero sí es cierto que no es tonta, sabe que el equipo asturiano posee una plantilla corta, y que necesita de todos y cada uno de ellos. En momentos duros, alguien que salga del banquillo y muerda, corra, pelee. Eso no va a faltar nunca en la capital del principado, pero eso, para estar arriba y pelear por subir a Primera División, por desgracia, no basta. El camino es largo, hay lesiones, problemas, malos partidos, malas semanas de entrenamiento, cada uno tiene su familia, amigos, etc., todos los jugadores de este club son importantes y sobre todo, son humanos, y se les necesita para lograr el objetivo, aliento nunca les va a faltar.