Dembélé es el hombre de moda en el Barcelona. Poco se confiaba en el francés esta temporada, tras su lenta y dificultosa adaptación durante el curso anterior. Pero el francés, poco a poco, ha ido irrumpiendo en los planes de Valverde para demostrar que puede hacerse con la titularidad en el Camp Nou.

El pasado martes el equipo encaraba el último encuentro de la fase de grupos de Champions League, sin nada en juego. Los buenos resultados le habían otorgado ya la primera plaza de grupo y acceso a los octavos de final a los de la Ciudad Condal, por lo que el técnico pudo dar descanso a los jugadores más usuales.

Fue el casa de Suárez, que vio el partido desde la grada, o de Messi, Ter Stegen, Piqué y Busquets, que se sentaron al banquillo. Con la suplencia de tantos titulares, Valverde apostó por varios suplentes y por la cantera, que con Aleñá y Miranda estuvo representada en la competición europea.

Dembélé pide paso y perdón

Pero quien asumió los galones en el terreno de juego fue Dembélé. Alejado del ruido mediático de las últimas semanas, al francés le hicieron falta menos de seis minutos para dejar abatido a Lloris, guardameta del Tottenham. Recuperando el balón en la zona de medios, el delantero avanzó metros en solitario, deshaciéndose de la defensa, para terminar perforando la portería contrario y hacer estallar los aplausos de la afición.

El equipo, y todo el banquillo, celebró el gol inicial del '11' de Can Barça, que quería dar un paso al frente y reivindicarse a base de fútbol de calidad. La UEFA no pasó desapercibida su actuación y, tras concluir la sexta jornada de partidos, otorgó a Dembélé el premio al mejor gol de la semana.

Así, 'Dembouz' se postula para ganarse un hueco en el equipo titular del Barcelona y convertirse en el futbolista que está llamado a ser. La afición le espera y, al parecer, él está dispuesto a intentarlo.