Partido con aspiraciones muy distintas disputado en el Municipal el pasado domingo, el último del año 2018. El cuadro local llegaba al encuentro con la clara voluntad de abandonar la zona de descenso de la clasificación y con la necesidad de ganar distancia respecto a sus rivales más directos. Sin embargo, el equipo visitante llegaba a Reus en plena dinámica positiva y con el objetivo entre ceja y ceja de acercarse a los puestos de play-off, siendo el ascenso el horizonte de un club histórico y con una plantilla amplia y contrastada. 

En medio de la situación compleja e incierta que atraviesa el CF Reus y después de una semana convulsa que nos ha dejado el adiós de Tito, su posterior rueda de prensa y otro comunicado oficial de la plantilla reusense presionando al órgano directivo del club para que llegue la ansiada solución total, el cuadro rojinegro saltó al césped con el ideario claro y haciendo gala de una altísima intensidad

Los pupilos de Xavi Bartolo entraron en el partido de forma muy organizada y acercándose a la portería defendida por Rubén de forma ordenada a la par que constante. David Querol sacó de quicio a la defensa navarra y provocó mucho peligro a lo largo de los primeros compases del encuentro, donde el equipo local fue muy superior y pudo abrir la lata mediante una testarazo de Miguel Linares que sacó Clerc bajo palos con el guardameta ya vencido. 

No obstante, después de esta clarísima oportunidad para decantar el marcador a favor del equipo reusense llegó el jarrón de agua fría. El equipo rojillo orquestó un contraataque rápido y vertical que pasó por las botas del cerebro del equipo, Roberto Torres, el cual perpetró un cambio de banda letal hacia Juan Villar, que mediante un potente disparo que tocó en el travesaño y se hundió en las mallas de la portería rojinegra dio un verdadero un golpe sobre la mesa.

El del máximo realizador del Osasuna esta temporada (8 goles) acabaría siendo el único tanto del encuentro y daría el disparo de salida del recital del mejor jugador rojinegro del partido, Édgar Badía. El guardameta formado en las categorías inferiores del RCD Espanyol se ha erigido a lo largo de las últimas campañas como uno de los baluartes más valiosos de la plantilla del CF Reus y la afición le concibe como un auténtico seguro bajo palos.

A pesar de su baja estatura, una asombrosa baraja de reflejos y una valentía tremenda e inaudita le avalan. El guardián reusense atesora una ingente capacidad de reacción y una firmeza en el uno contra uno que le convierten en uno de los mejores porteros de la competición, estando a décimas de recibir el trofeo Zamora en la primera campaña del CF Reus en LaLiga123 (2016-17). 

El de Barcelona demostró sus numerosas cualidades pocos minutos después del gol navarro, en el cual no pudo hacer absolutamente nada por mérito del trallazo de Villar. Con el equipo bloqueado y nervioso al verse por debajo del marcador a pesar del buen inicio de partido Badía tuvo que entrar en escena ante un desajuste defensivo reusense que dejó a Brandon solo. El ariete controló el esférico con el pecho, lo dejó botar y cuajó un disparo fuerte y de volea que el portero reusense rechazó de forma solvente y mostrando una vez más al público del Municipal su desparpajo.

En la segunda parte el cuadro visitante cerró filas y asumió un papel de contención que propició el asedio local con la totalidad del equipo volcado al ataque para igualar la contienda e intentar dar la vuelta al electrónico. Avanzar líneas y poner en práctica un esquema más ofensivo tiene sus riesgos y Osasuna encontró muchos más espacios para conseguir un triunfo más holgado y amplio.

En este contexto emergió la figura del guardameta local, un auténtico estandarte de la entidad que se enfundó el rol de salvador del equipo ante las incursiones ofensivas del equipo rojillo. Badía echó el cerrojo a la portería local y estuvo providencial a lo largo de todo el segundo tiempo, sacando un centro peligroso de Nacho Vidal y rechazando otro uno contra uno frente a Rubén García, en la que fue la ocasión más clara de Osasuna posterior al descanso.

El CF Reus también gozó de sus oportunidades para perforar la meta de Rubén Martínez a balón parado y, en pleno tiempo añadido y con todo el equipo dentro del área para rematar un saque de esquina, el portero reusense mostró una vez más su osadía y subió a rematar el córner, en la que fue la última acción del encuentro.