Las vacaciones han acabado para el fútbol, aunque muchos futbolistas todavía piensan que están en casa. Sin embargo, solo hay un hombre que puede sentirse así de verdad: Santi Cazorla. El veterano estuvo monumental ante su público castellonense para, con dos goles, mandar al Real Madrid de Solari otra vez a la indigestión. Esa que queda tras las comilonas navideñas.

Pero en La Cerámica, el hambre blanco fue muy escaso. Solo dio para dos tantos franceses en la primera mitad, que respondían al tempranero misil del asturiano. Tras el descanso, la dejadez madridista fue pasmosa. Todo lo contrario que las ansias amarillas. 

Inicio rompedor y cabezazos imperiales

Golazo de Cazorla en el minuto tres tras una gran acción con desborde de Chukwueze sobre Marcelo y asistencia al otro costado. Gran definición del asturiano con un chut raso con efecto, imposible para Courtois. Primer misil del 'submarino', que fulminaba a los recientes campeones del mundo. Ese pasillo previo del Villarreal ya lo devolvía el lateral brasileño por su carril. Prácticamente durante todo el encuentro.

Pero el inicio iba a ser rompedor (de defensas). Reacción casi instantánea del Real Madrid. De los pies de Lucas Vázquez y la cabeza de Benzema, llegó la igualada cuatro minutos después. Primeros diez de juego loco con dos buenos tantos para inaugurar 2019 e irradiar al mismo tiempo los problemas defensivos de ambos conjuntos. 

Otro cabezazo del delantero francés desde lejos, pero con mucho peligro sobre la meta amarilla, inquietaba a un 'submarino' agujereado. En particular, por el lado de Layún. Los blancos, reactivados tras el empate tempranero, querían aprovechar los errores y desajustes atrás del Villarreal, que sigue igual de mal que en el pasado año.

Poco después volvía a ser un quebradero la pareja galo-gallega. Eso sí, por la banda contraria a la acción del gol. Los blancos se estaban moviendo como querían por La Cerámica. Se escuchaban los primeros pitos de la hinchada amarilla, que pronto vería cómo el segundo tanto de los madridistas subía al electrónico. Cuando se cumplían veinte minutos, Varane también usaba la testa para colocar un gran remate. 

Cazorla hace justicia en la dejadez blanca

Antes de cumplirse la media hora de juego, conseguía más control el equipo de Luis García. Un eléctrico y travieso Samu ofrecía constantes soluciones al buen toque de Cazorla. Sin duda, la mejor dupla del 'submarino'. Pero les costaba mucho a los locales acceder con claridad al interior del área blanca. Además, Ramos se ocupó de vigilar pegajoso al nigeriano. Con la momentánea lesión de Bale y otra gran jugada de Samu, González Fuertes indicaba el desfile a vestuarios. 

El Villarreal había peleado por el 2-2, y tras la pausa seguiría intentándolo también con más pelota que el Real Madrid. Solari metía a Isco para tratar de cambiar ese rumbo del choque, que pronosticaba. Pero seguía el 'submarino' con las ideas más claras, mientras el equipo blanco vivía en la dejadez de la mínima ventaja. Otra vez el mismo síntoma de muchos partidos. 

Un disparo de Benzema desviado fue la única aproximación blanca hasta la respuesta de Gerard Moreno en el minuto 64, igualmente desde la frontal. Tras las entradas al verde de Ekambi y Valverde, era Lucas Vázquez quien tenía la sentencia visitante. Pero su enorme acción personal hasta el área pequeña terminaba en despeje espléndido de Asenjo. Mientras, su compañero galo añoraba el pase.

Se crecía un poco Isco y el Real Madrid en las salidas, pero era el conjunto local el que continuaba teniendo más balón. Luis García introducía su segunda arma: Bacca. El colombiano no disparó el segundo misil amarillo, pero sí se lo dio al bigoleador de la noche. Santi Cazorla cabeceó a la red justo delante de Courtois tras un preciso centro.  Lo merecía el equipo valenciano. 

Entonces, ya a la heroica de los últimos cinco minutos (como innumerables veces), Isco volvía a comandar las ofensivas madridistas. Un chut suyo fue repelido de forma extraña por Asenjo. Entraba Vinicius, codazo de Ramos, dura falta de Fornals... Sin más penas blancas ni glorias locales, el pitido final certificaba el empate. Cazorla hizo justicia, volvió por Navidad para alegría 'groguet' y el Real Madrid volvió a las vacaciones en el segundo tiempo.