Primer partido del año y primera derrota en un campo donde ningún equipo ha conseguido la victoria en lo que se ha disputado de temporada. El Osasuna demostró que El Sadar es un fortín y no dio apenas opción al Cádiz en un partido en el que mereció claramente la victoria, y eso que los amarillos se pusieron por delante bien pronto en la primera parte.

Cervera sacó a los habituales con la única duda de Salvi, que llegaba muy justo al partido tras unos días renqueante. Álex Fernández ocuparía su lugar en la derecha, pero muy pronto sería el canterano Manu Vallejo el que caería a esa banda intercambiando su posición con el madrileño. El equipo navarro empezaba con mucha intensidad e intentaba no dejar a los gaditanos ninguna contra. El onubense Juan Villar parecía motivadísimo una vez más contra su ex equipo corriendo más que en todo lo que había corrido en sus tres años en la Tacita de Plata.

Casi todos los contrarios son capaces de tener más la pelota que el equipo de Cervera, pero al Cádiz le hace falta bien poco para tener una ocasión clara, así, una galopada de Jairo por la izquierda era culminada por Álex Fernandez con un golazo con la zurda que se fue a la misma escuadra del palo largo. El Cádiz tenía una vez más el partido donde quería para jugar a lo que más le gusta.

Pero la alegría duró bien poco. Los rojillos ponían las tablas en el marcador pocos instantes después tras una gran jugada en la que Juan Villar dejaba el balón a placer para que Rubén García definiera con calidad ajustado a la derecha de Cifuentes. El Sadar se venía arriba y empujaba a los suyos en busca de más mientras que los visitantes aguantaban el tirón como buenamente podían. El trencilla tampoco ayudaba con una nueva demostración de lo que suele llamarse un árbitro casero, capaz de sacar una amarilla a Garrido por chocarse en un resbalón y dejar pasar un auténtico placaje de rugby a Jairo cuando intentaba montar una contra.

En el minuto 36, Osasuna terminaba de darle la vuelta al marcador tras una gran jugada por la izquierda en la que Íñigo Pérez daba el pase de la muerte al corazón del área para que Roberto Torres marcara a placer. El Cádiz casi parecía desear que llegara el descanso y solo tuvo una ocasión en lo que quedaba de la primera mitad.

La segunda parte empezaba con un cambio realizado por Álvaro Cervera: Brian Oliván se quedaba en el banquillo para dar entrada a Ager Aketxe, como ya sucediera en Málaga y también con el resultado en contra. Osasuna se encontraba cómodo y el partido empezaba a abrirse, algo que no conviene a los intereses cadistas. Exceptuando una ocasión de Jairo tras un centro al área, eran los rojillos los que llegaban con más claridad a las inmediaciones de Cifuentes, que salvó algún gol cantado a lo largo de la segunda mitad.

El segundo cambio sería Salvi por José Mari, para intentar dar algo de velocidad y vértigo al ataque cadista. En la búsqueda del empate, el Cádiz no conseguía trenzar jugadas claras y los navarros parecían más cerca de sentenciar el partido fallando un par de ocasiones clamorosas ante la portería visitante. El encuentro acabó con los jugadores amarillos intentándolo con más alma que cabeza y sin la sensación de crear peligro real para poder empatarlo. Un campo y equipo difícil para empezar el año, pero ante el Granada, los gaditanos intentarán volver a dar una alegría a su afición.