El Rayo Vallecano salió con su nuevo sistema, y decidido a hacer la tercera victoria consecutiva, y así lo demostró desde los primeros minutos. Tras una falta al borde del área, el encargado de transformarla en el primer gol del partido en el minuto cuatro, fue Raúl de Tomás. El killer golpeó el balón de la forma más inesperada, dejando sin respuesta a Rubén Blanco.

Un Rayo irreconocible respecto al inicio de la temporada, acabó con un Celta esperanzado

Pero el Celta, en poco tiempo, remontó el marcador. Primero Néstor Araujo, que se aprovechó de errores del Rayo para que Maxi Gómez rematara un balón que rebotó contra un defensor, y el mexicano fue capaz de rematar y poner el empate de nuevo. Menos de cinco minutos después de esta acción, el balón quiso tocar en el brazo de Abdoulaye Ba dentro del área, por lo tanto, penalti a favor de los gallegos. El '9' se puso frente a Dimitrievski, chutó, y, a pesar de que el macedonio tocó el balón, no pudo evitar que su equipo encajara el segundo.

Y en una primera parte de infarto, Raúl de Tomás igualó el marcador gracias al VAR. Poco antes le habían anulado un gol por fuera de juego, al igual que esta jugada, pero la tecnología intervino en esta segunda acción decretando que estaba en posición reglamentaria. Un centro de Advíncula, que se coló entre los defensores vigueses para buscar al delantero, y este no falló.

Jugadores del Rayo Vallecano celebrando un gol | Fotografía: La Liga
Jugadores del Rayo Vallecano celebrando un gol | Fotografía: La Liga

El inicio de la segunda parte fue tranquilo, sosegado, con dos equipos que tenían miedo del rival. Pero el Rayo, poco a poco volvió a sacar a pesar su esencia, y el primer premio llegó en el 77, cuando volvieron a ponerse por delante. Un zurdazo de la nada del killer que acabó en el tercero de los suyos. El Celta volvió a intentar al menos llevarse un punto de un campo maldito, pero nada más lejos de la realidad. Bebé cumplió con su función de revulsivo a la perfección, y en el 91 puso el 4-2 definitivo. Un gol celebrado con rabia y que le costó la tarjeta amarilla por haberse quitado la camiseta. Tercera victoria consecutiva, el equipo al que mejor le ha venido actuar con tres centrales y dos carrileros. Qué bueno que te dejaron quedarte, Míchel.

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