Un Sporting más que digno cae con la cabeza alta ante el Valencia CF, que por momentos sucumbió al ritmo del equipo asturiano, el único superviviente que quedaba de Segunda División. Aferrados al sueño de la Copa tras el esperanzador resultado cosechado en casa, el Sporting salía al verde de Mestalla como suele ser habitual en la Copa, con los menos habituales y con una formación con cinco defensas, que a priori pareció muy defensivo al respetable.

Pero todo necesita fluir primero, y cuando el Sporting comenzó a jugar, pronto todos se dieron cuenta de que los asturianos no habían ido a Mestalla a aguantar un 'tiroteo' constante a la portería de Dani Martín.

El Sporting iba enserio, ordenados, rápidos, con las cosas claras y bien plantados ante todo un Valencia que veía como se crecían. Los primeros 45 minutos del encuentro vieron a un Sporting encantado con el planteamiento, totalmente contrario a la idea de que, quizás por la gran diferencia entre uno y otro, podría verse a un equipo encerrado en su campo e intentando aguantar el buen resultado de la ida. Pero el Sporting jugó dando un paso adelante, con ganas de poner a prueba a Domenech y la capacidad de los de Marcelino. Un golpe duro a la eliminatoria lo tuvo Robin Lod en sus botas a escasos segundos del final de la primera mitad, pero su remate de cabeza se fue al limbo.

El cuento dio un giro de 180 grados y la segunda parte fue mucho más complicada para un Sporting que, tras la perdida de Pablo Pérez por molestias musculares, se echó atrás y vio como el Valencia se acercaba más y más a la victoria y a los cuartos de final. Santi Mina salió desde el banquillo ché para acabar con los sueños coperos del Sporting con dos goles, y un tercero de Ferrán que sentenció el encuentro.

El desparpajo asturiano no se vio recompensado con la victoria, pero hay maneras y maneras de perder, y esta vez, el Sporting se despidió de Mestalla y de la Copa del Rey con la cabeza alta y con orgullo por su participación.