El Real Madrid salió con las ideas claras al Camp Nou. Su carta de presentación venía acompañada de un juego al toque dinámico que iba a dar su fruto en forma de gol a los seis minutos de partido, obra de Lucas Vázquez.

A pesar de algunos momentos de altibajos en el equipo durante los 90 minutos, parece que los jugadores saben a lo que juegan, cosa que era difícil de ver hace apenas un mes.

Un nuevo estilo de juego

En los últimos partidos de Liga disputados frente al Sevilla, Espanyol, Alavés y este último en el Camp Nou ante el Barcelona, el Real Madrid ha tenido más del doble de la posesión que su rival en todos ellos, excepto en el choque frente a los culés.

A este dominio del balón por parte del club merengue también habría que sumarle la facilidad que los jugadores demuestran para sacar el balón jugado ante la presión del rival. Sin ir más lejos, lo que se vio durante el primer tiempo en esta ida de Copa del Rey es un claro ejemplo de ello.

Se observa la complicidad entre la zaga y el centro del campo a la hora de darle salida a la jugada pasando al primer toque el balón sin perder la posesión de éste en numerables ocasiones, logrando así la zafarse de los jugadores del Barcelona y propiciar ataques a la portería de Ter Stegen insistentemente. La asociación Kroos-Modric es imprescindible en esta manera de iniciar jugada.

La forma física

Con la llegada de Solari al Real Madrid una de las cosas que más se les achacaba a los jugadores era el pésimo nivel de forma física de todos y cada uno de ellos. Como prueba de ello, sólo hacía falta ver los últimos minutos de un partido para darse cuenta de que los delanteros no bajaban a defender y algunos jugadores apenas corrían. Este año 2019 ha habido un cambio, a mejor, considerable.

Desde el primer momento en el que el técnico argentino pisó el club se conoció su intención de castigar a todo aquel no se encontrara en las condiciones físicas idóneas que él considerara óptimas para jugar.

Entrenamiento tras entrenamiento el equipo ha ido cogiendo un ritmo que, a la hora de la verdad en el terreno de juego, ha sido clave para que el cuerpo de los jugadores aguantase los 90 minutos del partido.

Las excepciones

Siempre hay excepciones, en este caso una de ellas ha dado de qué hablar en este 1-1 frente al Barcelona.

Y es que, es verdad que casi todos los jugadores del Real Madrid están en una forma física mucho mejor que hace un par de meses. Sin embargo, en ese resto que continúa en un estado bastante flojo se encontraría Marcelo. El lateral ha sido, dentro del buen partido del equipo, el peor.

Su rival en la banda por excelencia en este partido ha sido Malcom, su compatriota. En cada uno de los enfrentamientos de uno contra uno entre ambos siempre salía ganando el extremo culé, dejando atrás al lateral del Real Madrid.

De hecho, el gol que hacía el 1-1, obra de Malcom, viene precedido de una jugada en la que un rechace cae al jugador del Barça que, sin ninguna marca, es capaz de empujar el balón a gol.

En ese mismo instante del gol Marcelo estaba bajando a defender, pero trotando, a un ritmo que hacía ver que el jugador del Real Madrid se encontraba en una forma física muy baja en comparación con el resto de sus compañeros.

Solari deberá decidir a partir de ahora si seguir confiando en el lateral brasileño, esperando que mejore en ese aspecto, u optar por el joven Reguilón, el cual fue descartado finalmente de la convocatoria del partido ante el Barcelona, y que no lo está haciendo nada mal cada vez que salta al terreno de juego.