Lejos de venirse abajo después del tanto que adelantaba al Córdoba, el Granada CF tiró de casta y en la primera parte alejó los fantasmas de una nueva derrota que hubiera certificado el bache por el que atravesaba el equipo.

El Granada venía de caer derrotado en el Sadar por un gol precedido de un mal despeje de Jose Antonio y de una dura derrota en lo anímico en casa frente a un inoperante Deportivo, que sacó oro de un mal despeje esta vez de Martínez, que propició el gol coruñés que fue suficiente para llevarse los tres puntos.

Esta vez, un rechace de Martínez facilitó que el Córdoba se adelantara prematuramente en el marcador del Arcángel apareciendo en los minutos siguientes las dudas por las dos derrotas anteriores y por verse de nuevo con el marcador en contra nuevamente.

Álvaro Vadillo se echó el equipo a la espalda resarciéndose de unas discretas actuaciones en las últimas jornadas. Fue un puñal por su banda siendo un verdadero quebradero de cabeza para la zaga califal y el ejecutor del disparo que impactó en Loureiro para poner las tablas y el artífice de una magistral jugada y asistencia a Fede Vico para poner el 1-2 final en el luminoso.

El técnico nazarí resaltó en rueda de prensa el carácter ofrecido por sus pupilos en el partido, le dio "mucho valor a los puntos por el carácter y personalidad mostrada". No es fácil remontar un partido y más viniendo de una dinámica negativa y ante un rival en descenso que empieza a ver todos sus partidos como finales. Si en la primera parte se tiró de carácter y casta, en la segunda, fruto del empuje del Córdoba, el Granada ofreció otra de sus caras visibles esta temporada, la del oficio, sufrimiento y la solidaridad entre los jugadores. Esta versión es la que hace que se saquen puntos en situaciones más complicadas fruto del buen hacer del rival.

La mezcla de estas dos versiones hace del Granada un conjunto respetado en la categoría y un serio aspirante a ocupar las primeras plazas a final de temporada.

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