Un vendaval. Un tornado. El apocalipsis final. Quizás ni eso fuese suficiente para detener a un Atlético desatado, en su mejor partido de la temporada. Ni siquiera Cristiano, tantas veces convertido en el ogro con el que niños y mayores tenían pesadillas cada vez que asomaba en el horizonte. Ni un árbitro condescendiente con el campeón italiano, al que perdonó varias tarjetas y un plantillazo a los 50 segundos de partido de Matuidi a Griezmann dentro del área juventina. Ni una manopla salvadora de Szczesny a una vaselina de Griezmann. Ni la mala puntería de Diego Costa. Ni un gol legal anulado a Morata (curioso el caso del madrileño). No había nada que pudiese evitar lo que se avecinaba, ni siquiera las sensaciones previas.

Y lo que sucedió fue que el Atlético salió en tromba a comerse cada centímetro del campo, a no dejar pensar a la Juventus, a pintarle la cara en cada disputa de balón. Un Atlético intensísimo, granítico, yendo descaradamente a por el partido, con un Griezmann en modo estelar en muchas fases del partido, buscando a un Diego Costa a quien la amarilla que vio provocó que se pierda la vuelta y un disparo de falta de Cristiano que obligó a Oblak a lucirse. Cierto es que necesitaba poco la Juventus para acercarse a los dominios del esloveno, pero ese disparo de falta fue lo más peligroso de la Juventus en la primera parte y en casi todo el partido.

Saúl protege el esférico ante la mirada de Mandzukic, que volvía para enfrentarse a sus ex-compañeros. Foto: Web oficial Club Atlético de Madrid
Saúl protege el esférico ante la mirada de Mandzukic, que volvía para enfrentarse a sus ex-compañeros. Foto: Web oficial Club Atlético de Madrid

 

La vuelta de la pantera

Se intuía que Diego Costa entraría en la segunda parte, ya que el propio Simeone avisó de que el hispano-brasileño no estaba para jugar el partido completo, pero sorprendió el argentino incluyéndolo en el once titular en detrimento de Morata, quien dejó una curiosa imagen sentado al lado de Lemar. Más de 120 millones de Euros entre ambos futbolistas, ambos en el banquillo, más del presupuesto del que disponía el Atlético de Madrid hace ocho años, cuando Simeone se hizo con los mandos de la nave colchonera, buen termómetro para medir el espectacular crecimiento que ha experimentado el cuadro rojiblanco desde aquel 23 de diciembre de 2011.

Bien plantado el Atlético, tenía maniatada a la "vecchia signora", ganando los duelos y llegando con cierto peligro. Incluso se adornó con una bonita jugada en la que los jugadores juventinos ni la olían, pero sin premio ya que acabó el esférico en las manos de Szczesny. Tuvo otra ocasión en una falta lanzada por Griezmann tras una caída dentro del área de Diego costa que el VAR sacó (correctamente) fuera. La pelota, el dominio del partido y las ocasiones eran rojiblancas, pero no se tradujo en gol y así se llegaba al descanso cuando Thomas se ganó una tarjeta que le priva de viajar a Turín por un entradón a Dybala, desaparecido hoy, como el resto de su equipo.

Una Juventus irreconocible

Después del gran despliegue físico del Atlético en la primera parte y teniendo en cuenta que los Koke, Saúl o Diego Costa volvían de lesiones, era previsible que la Juventus saliese con otro aire en la segunda parte y el Atlético acusara el bajón físico. Y así sucedió. Pero sólo fue un espejismo de apenas un minuto. Y al poco, Diego Costa inició una contra letal a pase de Griezmann, pero tiró la pelota incomprensiblemente fuera. Aún no se había repuesto la Juventus del susto cuando Koke habilitó a Griezmann y el francés se sacó una vaselina que, previo paradón de Szczesny, rebotaba en el larguero y caía a los pies de Diego Costa, a quien Chiellini se adelanta para salvar el gol que ya se cantaba en las gradas.

Diego Costa tuvo una ocasión clarísima pero la echó fuera. Foto: Web oficial Club Atlético de Madrid.
Diego Costa tuvo una ocasión clarísima pero la echó fuera. Foto: Web oficial Club Atlético de Madrid.

 

Morata y su curiosa "maldición"

Poco después, el de Lagarto dejaba su sitio a Morata, que se enfrentaba a sus ex- compañeros. Lemar entraba por Thomas, con lo que Simeone quitaba a sus dos jugadores amonestados, reduciendo los riesgos de quedarse con un jugador menos. El francés lo intenta, pero hoy tampoco tuvo excesiva suerte, con algunas pérdidas de balón comprometidas.

Morata presencia el gol de Giménez. Al madrileño le anularon un gol legal por la veteranía de un Chiellini que consiguió engañar al VAR. Foto: Web oficial Club Atlético de Madrid.
Morata presencia el gol de Giménez. Al madrileño le anularon un gol legal por la veteranía de un Chiellini que consiguió "engañar" al VAR. Foto: Web oficial Club Atlético de Madrid.

Pero vayamos a Morata... Es curioso lo que ocurre con este chico. Por su pasado madridista, fue noticia por si celebraría un gol ante el Real Madrid en el derbi de hace dos semanas. Y sucede que desde que está en el Atlético, ha marcado dos goles, ambos en el Nuevo Metropolitano, uno en cada portería, uno de ellos ante "su" Real Madrid. El otro, ante "su" Juventus. Ambos celebrados. Ambos anulados por el VAR. Ambos legales. No le dejan cumplir con esa máxima de marcar a su ex-equipo (curiosamente, ya lo hizo jugando en la Juventus, marcando en los dos partidos de semifinales contra el Real Madrid en 2015, privando a los blancos de la final contra el Barcelona, que al final se alzó con el trofeo).

Efectivamente, al poco de entrar al verde, Morata cabeceó espléndidamente un centro de Filipe Luis al fondo de las mallas. En el salto, cayó Chiellini. El colegiado dio validez al gol, pero tras consultarlo en la pantalla, decidió anularlo. La veteranía de Chiellini logró que un leve contacto, si es que lo hubo, pareciese suficiente como para derribarlo. Esta "injusticia" espoleó al Atlético, que se lanzó a conseguir ese gol que merecía desde muchos minutos atrás. Y lo logró Giménez tras un saque de esquina y un barullo en el área en el que volvió a caer un defensa juventino, tras un forcejeo con el propio Giménez. Pareció éste más punible que el anterior, sin embargo, el VAR no entró. Qué cosas... Lo comido por lo servido, que diría éste. El karma, que diría aquel. GOL, que cantaban 67.193 almas.

"Godinbauer", el 'kaiser' charrúa.

El charrúa celebró con rabia su gol. Foto: Web oficial Club Atlético de Madrid.
El charrúa celebró con rabia su gol. Foto: Web oficial Club Atlético de Madrid.

Con el gol, la "vecchia signora" se tambaleó. No había hecho méritos para ganar el partido, pero en su hoja de ruta no entraban los goles en contra. Olió sangre el Atlético y se lanzó sobre su presa malherida. Y le dio el zarpazo definitivo con un gol de Godín, que dicen que se va al Inter, que si ya ha pasado el reconocimiento médico, etc. Conjeturas que el tiempo dirá la validez que tienen, pero lo cierto es que hoy día juega con el escudo del Atlético bordado en el pecho y hoy, de nuevo, cuajó un encuentro imperial.

Con el 2-0, a la Juventus le entraron las prisas, pero ya no quedaba tiempo para mucho. Bueno, sí, para la enésima foto de Oblak haciendo un paradón a disparo de Bentancur. Y un cabezazo sin peligro de Cristiano, el único que lo intentó con ahínco en las filas turinesas. Mal partido de la "vecchia signora" que queda contra las cuerdas. Gran partido del Atlético de Madrid que vuelve a sus raíces: Intensidad, solidaridad, coraje, mucho corazón... Y nunca, nunca, dejar de creer.