Da la sensación de que, desde que llegó del Chelsea, Álvaro Morata ha marcado un saco de goles con la camiseta del Atlético pero la realidad es que hoy ha conseguido estrenarse como goleador rojiblanco.

Desde que comenzó su andadura en el Metropolitano, el delantero madrileño se ha visto perseguido por un gafe que le había puesto en el centro de todas las jugadas malobradas o anuladas del Atlético. El VAR se había convertido en su peor enemigo anulándole dos goles ante el Real Madrid y ante la Juventus. Pero hoy no iba a ocurrir nada de eso, y aunque la afición contuvo la respiración y esperó unos minutos, finalmente el jugador y los hinchas pudieron celebrar su primer tanto como colchonero. Un soberbio centro de Filipe Luis sirvió para que Morata dentro del área batiera con un chut cruzado a Sergio Asenjo.

Pero volvamos al principio. El Atlético salió a por todas. Cabía esperar que después de la exhibición en la Champions los jugadores del Cholo pudieran salir a medio gas o mostraran ciertos síntomas de cansancio, pero lo cierto es que arrancaron como motos. Parecían todavía motivados, relamiéndose de lo bien que jugaron contra la Juve y con ganas de ampliar su estado de gracia y así lo hicieron. En la primera parte aplastaron al Villarreal contra su propia portería y, apoyados en un gran Filipe el Atlético encontró una mina por la banda izquierda que iba a culminar en el centro del 1-0. Quién ha visto y quién ve al lateral brasileño, que parecía desahuciado ante el Betis y el Rayo y que ahora parece estar recuperando su mejor nivel, algo muy importante para este Atlético. 

El 1-0 de Morata a la media hora venía precedido por otra ocasión del 22 que detuvo Asenjo y de sendos tiros desde la frontal de Saúl y de Lemar. Pese a que la ventaja era mínima al descanso daba la sensación de que el Atlético conseguiría matar el choque en la segunda mitad. Pero no había que confiarse, porque enfrente estaba la bestia negra del Atlético, ese equipo que tantas líneas nos ha hecho escribir mentando gafes, colores malditos y miedos escénicos. Así, Carlos Bacca estuvo a punto de empatar pero Giménez anduvo rápido para salvar el chut y con la entrada de Gerard Moreno el submarino se animó a ir a por el empate. Oblak no tuvo excesivo trabajo pero, como siempre, cumplió y pudo mantener su portería a cero.

El Villarreal lo intentaba y el Atlético lo buscaba a la contra. Diego Costa dispuso de dos mano a mano nada más entrar pero estuvo muy lento y Gerard no llegó a tocar un muy buen servicio al área de Mario Gaspar. Ni uno ni otro acertaban y ya sobre la bocina llegó Saúl para cerrar el partido. Ayudado inestimable por un Víctor Ruíz que aún se pregunta qué quiso hacer para despejar el balón bajo palos la vaselina del ilicitano entró y el Atlético pudo cerrar con victoria una semana gloriosa.

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