Más de lo mismo”. Eso es lo que piensa el aficionado merengue tras el clásico disputado este sábado. De nuevo en su campo, de nuevo una derrota, contra el eterno rival, por las mismas causas y con las mismas características que la anterior vez, el pasado miércoles, sin ir más lejos. Además, el conjunto blanco se despide de dos competiciones y tiene que plasmar toda la atención en la Champions, que vuelve a ser la única que puede salvar la temporada. Parece irónico, estar cansado de luchar cada año por ganar “solo” la Champions.

Esta vez con Isco en la convocatoria, Solari intentaba dar un susto al Barça en Liga, intentar rascar puntos de diferencia y recuperar el honor perdido el pasado miércoles en la vuelta de las semifinales de copa.

Al conjunto blanco solo le valía la victoria, salió con el once habitual (con Reguilón ya consolidado en el lateral izquierdo y Courtois como portero de Liga) y Bale de extremo derecho, ya que no era tan necesaria la capacidad defensiva de Lucas como la de ataque del galés.

La primera parte mostró muy poco, por parte de ambos equipos. El Barça tenía algo más el balón y el Madrid intentaba salir y crear oportunidades. Estas fueron pocas e inefectivas. El Madrid estaba perdido en ataque, daba la sensación de no saber qué hacer, como hilar las jugadas ofensivas, que se diluían en cuanto Vinicius se acercaba al área e intentaba combinar con un Bezema desaparecido los 90 minutos. Esta es la gran diferencia actual entre unos y otros. Mientras,  en el minuto 26, Sergi Roberto filtraba un buen balón al área y Rakitic, superando a Ramos y Courtois con un sutil toque, firmaba el primer y único gol del partido. Después de esto, solo un disparo de Suarez y una gran salvada del portero belga animaban un poco el partido.

Después del descanso, todo igual. Otro balón perdido de un Kroos irreconocible y una nueva ocasión de Suárez hicieron que Solari moviera el banquillo. Entró Valverde y salió Kroos, cambió cuya finalidad no era otra que la de sentar al alemán, muy mal anoche. El Madrid, y sobre todo Vinicius y Reguilón, llegaba de manera tímida al área, sin inquietar a Ter Stegen, el Barça a la contra ampliaba sus posibilidades de ampliar el marcador. Mucha posesión y poco peligro del Madrid.

El segundo cambio tuvo la misma finalidad que el primero. Quitar a un jugador desaparecido y meter a otro que intente hacer algo nuevo. Lo que es otro gran problema del Madrid. La mayoría de los cambios no se producen con ningún fin táctico. Los jugadores no están bien. Entre Asensio y sale Bale, entre pitos, del campo.

Poco más deparó el partido, el Madrid se olvidaba del toqué y se iba arriba a buscar el empate, los ataques se producían por la izquierda pero la inexistencia de jugadores de remate en el área hacían estos efímeros.

Entró  Isco en el 75’, muy aclamado por el Bernabéu, que está de su parte, y se marchó Casemiro, nada fino tampoco. Este sí que fue un cambio táctico de Solari, que pasó de un 4-3-3 a un 4-2-3-1, aunque con el mismo resultado. Los últimos 15 minutos se resumen en un Madrid lanzado al ataque, con un juego anárquico y un Barça que pudo hacer el segundo, pero no acertó. Asensio, que no tuvo su día, una vez más, desperdició la última que tuvieron los blancos. El partido llegó a su fin.

El Madrid no tiene gol, no tiene orden e ideas claras en ataque y si a eso se suma que muchos jugadores no están bien, este es el resultado, el FC Barcelona gana sin desplegar un juego brillante, pero teniendo ideas claras y efectivos en el campo. La afición está cansada de tirar la liga y la copa cada año, y de que el eterno rival esté cómodo cada vez que pisa el Bernabeu. Más de lo mismo.