Tras la eliminación del Atlético de Madrid en los octavos de final de la Copa del Rey a manos del Girona, y dos derrotas consecutivas ante Betis y Real Madrid en La Liga a principios de febrero, los rojiblancos comenzaron una escalada en el campeonato liguero en el que sumaron 4 triunfos consecutivos que le permitían mantenerse pisándole los talones al FC Barcelona, actual líder de la competición. Además, la victoria en la ida de los octavos de Champions ante la Juventus comenzaba a ilusionar a la afición colchonera con un final de temporada apasionante; el buen rendimiento de Morata, la vuelta de Costa, la final en su estadio...

Dichas esperanzas se vieron truncadas con el partido de Turín, en el que el Atlético se dejó remontar la eliminatoria y cayó de la competición europea. Un año más, el sueño de la plantilla y de los hinchas se terminaba antes de tiempo, y aún con la resaca de la eliminación, toca volcar todos los esfuerzos en dar alcance al Barcelona. Los 11 partidos restantes serán una final tras otra, en la que un solo tropiezo puede significar desengancharse definitivamente de la pelea por el título, y poniendo especial atención al partido de la jornada 31 que enfrentará a ambos competidores en el Camp Nou, una oportunidad de oro para los de Diego Pablo Simeone. 

El Atlético debe centrarse en el partido a partido

Actualmente, la distancia que tienen que remontar los colchoneros es de 7 puntos, por lo que ni siquiera ganando dicho duelo particular los de la capital dependerían de sí mismos para colocarse primeros, si no que tienen que esperar a que los de Valverde se dejen puntos en alguna otra jornada, algo que visto lo visto en las últimas semanas se avecina complicado. Fuera de esperar los resultados del rival, el Atlético ha de centrarse principalmente en vencer todos y cada uno de sus partidos, para no poner piedras en su propio camino. 

El equipo viene desarrollando un buen fútbol en las últimas fechas y ya suma 4 victorias consecutivas en La Liga, ante Rayo Vallecano, Villarreal, Real Sociedad y Leganés. La llegada de Álvaro Morata ha dado un salto de calidad al equipo, sumado a que poco a poco Diego Costa va incorporándose al ritmo de la plantilla tras su lesión. Tener dos delanteros de plenas garantías es algo estrictamente necesario en un equipo al que le estaba costando más de la cuenta hacer gol durante esta campaña, que de nuevo se está sustentando por encima de todo en la buena estructuración del centro del campo y la solidez defensiva. Siguiendo con esta fórmula y añadiendo ese toque de agresividad de cara a puerta, el Atlético se ve superior, sobre el papel, a la gran mayoría de rivales que le esperan desde aquí hasta verano. Si hay algo que ha caracterizado a los del Cholo durante la etapa de este como entrenador, es el saber reponerse tras duros varapalos, levantarse y seguir peleando, algo que va ligado al ADN del club y que los jugadores han demostrado en varias ocasiones. Las constantes eliminaciones en Europa, incluso las derrotas en finales ante el Real Madrid, no han conseguido acabar con este proyecto que desea más títulos de los que realmente está logrando.

Como todo proyecto a largo plazo que se precie y quiera funcionar, no puede permitirse quedar obsoleto, por eso parece que se avecina un verano intenso en las oficinas del club. En los últimos mercados de fichajes ya se ha especulado con la salida de jugadores que, tras una nueva caída en Champions, parece esta vez mucho más cercana. Emblemas de la época dorada del Atlético de Madrid como Diego Godín, Filipe Luis o Diego Costa ven que el sueño de coronarse como reyes del Viejo Continente vuelve a desvanecerse, y cada vez suenan con más fuerza los rumores que les sitúan en la pista de salida de la entidad rojiblanca.

La incertidumbre rodea también a pilares jóvenes como Lucas Hernández, un habitual en las habladurías de traspasos el pasado invierno, o incluso Antoine Griezmann, que renovó con un gran contrato el último verano y al que algunos, como es habitual año tras año, vuelven a situar más fuera que dentro. Sin tener plena veracidad ninguno de estos rumores, el Atlético tiene que mirar al futuro, y tiene jugadores para hacerlo, jóvenes pero con experiencia, hombres como Koke o Saúl, que han demostrado que su sangre es rojiblanca, que tienen mucho recorrido por delante y el peso suficiente para recoger las responsabilidades en el vestuario de Gabi o Godín;

Correa o Giménez, que tienen una gran proyección y en los que se confía plenamente por su margen de mejora, aún llevando varias temporadas en la élite; y una de las grandes ilusiones de esta temporada, Rodri, el jovencísimo mediocentro que asumió sin dudarlo el peso del histórico número 14 y que jornada tras jornada enamora a la afición con su fútbol, y hace que la idea de disfrutar de él durante muchos años les entusiasme. 

El corazón no lo es todo

Desde el club lo ideal sería mantener una espina dorsal similar a la que ha llevado al equipo a luchar por lo más grande en las últimas temporadas, si no con los mismos jugadores, sí con nuevas incorporaciones de perfil parecido, que tengan capacidad de acoplarse a lo que les va a pedir el técnico argentino y sobre todo que derrochen carácter y entrega.

El juego del equipo durante esta campaña no está siendo el más vistoso de la era Simeone, dentro de que nunca se ha destacado por un fútbol muy ofensivo, y las críticas a la forma de jugar (y de ganar) de la escuadra colchonera han sido constantes, e incluso desde algunos sectores de la propia afición se le pide al equipo que desarrollen un juego más lúcido y que quizás sea más entretenido de ver.

Pero el aficionado rojiblanco sabe que también tu equipo puede levantarte del asiento ganando cada balón divido, esprintando para que una jugada que parece perdida acabe en una ocasión o viendo como cada uno de los jugadores es solidario con su compañero. En el fútbol no se puede ganar sólo por ser el que más corazón pone, pero es sin duda uno de los factores más importantes.

El Atlético de Madrid tiene equipo para pelear de aquí a final de temporada por la competición en la que sigue vivo, por muy adversas que sean las circunstancias, para mirar al futuro con ilusión y un año más confiar en un proyecto que recuperó a un equipo en horas bajas y lo volvió a situar en el mapa de los más grandes, para creer en el ADN rojiblanco, esa lucha interminable por volver a colarse donde en los últimos años solo han tenido cabida Real Madrid y Barcelona, porque ya han demostrado que tras un golpe se levantan con más fuerza y porque en este club, como bien se ha dicho, nunca se deja de creer