La Liga Iberdrola volvía con la emoción que dejaba la jornada 24 en el clásico que se disputaba en el Wanda Metropolitano. Con las entradas agotadas y la esperanza de recortar puntos de ventaja respecto al vigente campeón y líder de la competición que se palpaba a pie de campo en el feudo rojiblanco por parte de las de Lluís Cortés, la lucha estaba servida y la incertidumbre se notaba en unas gradas que una vez más, demostraban que el conjunto colchonero tiene una buena afición.

Confiadas e ilusionadas, las visitantes saltaban al césped del estadio del conjunto madrileño con el objetivo de no renunciar al título liguero, y tras su empeño, la recompensa llegaba ante un líder que no pudo ampliar el colchón de ventaja que llevaba manteniendo durante varios partidos. Con las contundentes victorias conseguidas en la jornada anterior, ante el Rayo Vallecano de Madrid y la Real Sociedad de Fútbol respectivamente, ambos equipos saltaban al césped de un estadio que coreaba el himno de su equipo con la idea de anular el margen de error desde el principio y siendo conscientes de lo que supone una victoria en partidos así.

Primer y segundo clasificado se reencontraban en el feudo rojiblanco después de haberse visto las caras en las semifinales de la Copa de la Reina, cuando las de José Luis Sánchez golpearon con contundencia consiguiendo el billete que les puso en la final con un doblete marcado por Ludmila Da Silva.

Con ambiente de revancha, este domingo, la perseverancia y la resistencia se citaban en la capital y sobre el césped, se vivió una lucha grandilocuente entre dos titanes del fútbol español.

La primera parte: lucha por la posesión

Azulgranas y rojiblancas saltaban al césped del Wanda Metropolitano con la mente puesta en dar un golpe de autoridad en el clásico liguero que estaba a punto de comenzar. Con armas y objetivos distintos, las gradas llenas y los nervios a flor de piel, las de José Luis Sánchez Vera acogían un duelo ante un rival peleón y que con la perseverancia por bandera, ponía todos sus esfuerzos y toda su concentración en quebrantar la barrera infranqueable que hasta ahora, había levantado la monotonía que suponía que cada temporada, el título liguero se quedara en la capital.

Con el pitido inicial, ambos equipos comenzaron a plantear distintas ideas para conseguir sus objetivos: las azulgranas intentaron buscar los espacios en las filas juntas de las rojiblancas y las locales comenzaron ostentando la posesión del esférico con los conceptos futbolísticos más definidos.

En el primer minuto del partido, la delantera brasileña del conjunto local, Ludmila Da Silva, avisaba en el área de una Sandra Paños que, atenta, atajaba su disparo y lo enviaba a córner. Tiempo después y demostrando, una vez más, que la insistencia es lo suyo, Amanda Sampedro lo volvía a intentar con una buena carrera en la que chocaba con la guardameta del Fútbol Club Barcelona, que una vez más, asumiendo el rol de seguro de garantías para las azulgranas, bloqueaba otra oportunidad para las locales.

Por parte de las azulgranas, Kheira Hamraoui desató la cadena de oportunidades de las azulgranas y a partir de ese momento, la igualdad se imponía a pie de campo hasta una segunda mitad que prometió por el fútbol que se vivió y la lucha sin cesar que ambos equipos protagonizaron.

Para insistencia, la de Asisat Oshoala, que tuvo dos de las oportunidades más claras para las azulgranas en sus botas, pero sin suerte ante Lola Gallardo, que atrapó el esférico en dos tiempos. Con perseverancia y las ideas muy claras, la nigeriana obtendría su recompensa en el segundo tiempo del encuentro.

Mientras la delantera nigeriana tuvo todo el peligro para las rojiblancas, la delantera brasileña del conjunto local, Ludmila Da Silva, asumió el rol de ofensiva para la zaga azulgrana y antes del pitido final de la primera parte, tuvo la oportunidad perfecta para estrenar el marcador ante sus aficionados culminando un contragolpe iniciado por Laia Alexaindri después del fallo de Vicky Losada en un lanzamiento de falta.

La segunda parte: la recompensa impuso solvencia

Con 60.739 espectadores, todo un récord alcanzado en un partido de la máxima categoría femenina del fútbol español, el Wanda Metropolitano acogía una segunda parte en la que el infortunio y la solvencia se palparían a pie de campo.

Tras la insistencia demostrada en la primera mitad, llegaba la recompensa al conjunto de Lluís Cortés, que inauguraba el marcador en el feudo rojiblanco con un gol de Asisat Oshoala, que la pillaba después de un lanzamiento de córner y batía a Lola Gallardo.

Con la entrada de Mariona Caldentey, el Fútbol Club Barcelona ganó en creación de juego y aumentó su juego ofensivo para terminar de rematar a un Club Atlético de Madrid Femenino que, por primera vez en la temporada, se dejaba tres puntos a domicilio ante su rival más perseguidor, permitiendo un recorte más que importante de distancias.

Tras varias llegadas a la portería rojiblanca, las azulgranas volvían a encontrar el gol con una Toni Duggan que atenta, dictó la sentencia definitiva en el compromiso liguero pillando un esférico que a punto estuvo de tocar Esther González y mandándolo a la red que protegía Lola Gallardo.

Con el 0-2 en el marcador, las de Lluís Cortés se ponían a tres puntos de las colchoneras, ostentando 63 en total y con algo más de esperanza de cara a las jornadas restantes.

Con esta victoria, las azulgranas afrontarán con una buena subida de moral el próximo duelo que tienen fijado en su calendario: la ida de los cuartos de final de la UEFA Women's Champions League.

Récord de asistencia para adornar un clásico

En el duelo, el Wanda Metropolitano batió el récord mundial de asistencia en un partido de clubes de fútbol femenino que antes del pitido inicial que se vivió en el clásico disputado entre azulgranas y rojiblancas, ostentaba la competición doméstica mexicana con 51.211, conseguido en un duelo disputado entre el Club de Fútbol Tigres de la Universidad Autónoma de Nuevo León Femenil y el Club de Fútbol Monterrey Femenil.

Las rojiblancas hicieron un llamamiento para que el estadio se llenase y obtuvieron todo el apoyo del público que no faltó a una cita en la que el título liguero estaba, una vez más, en juego.

Este dato de récord llega después del conseguido en San Mamés, cuando las rojiblancas visitaron al Athletic Club de Bilbao ante 48.121 espectadores.