Marzo, y el Atlético de Madrid quedó fuera de la Copa del Rey en octavos de final contra el Girona, y fuera de la Champions en octavos también contra la Juventus, después de tener una ventaja de dos goles a cero en el partido de ida, un golpe que ha dejado al equipo con la moral por los suelos, perdiendo el partido en Bilbao y dando prácticamente por perdida la Liga, debiéndose centrar en el segundo puesto, y entrar en el nuevo formato de Supercopa de España que se disputará en la modalidad de final four.

Esta situación ha provocado un malestar general en todos los estamentos del club, pasando por todos y cada uno de ellos, pero también en lo que respecta a la estrella del equipo, y aquel que es la piedra angular y crack sobre el que el Atlético de Madrid se ha estructurado esta temporada para pelear por todos los títulos posibles, Antoine Griezmann.

Y es que empezando por el principio, se empezó la temporada tras un verano en el que el futuro del galo dio mucho que hablar, con todo el documental de la famosa "Decisión", tentado por el Barcelona, mucho tiempo de suspense hasta que finalmente salió a la luz que se quedaba de rojiblanco, eso sí, con una renovación de contrato que elevaba sus emolumentos al nivel de un campeón del mundo como es.

Y es que el sueldo de Griezmann para el Atlético de Madrid supone un esfuerzo importante, puesto que el límite salarial es más bajo que en otros clubes, sin embargo, se pudo retener a la estrella y fichar a otros grandes jugadores a la espera de pelear por todo.

A la vista está, después de todos estos meses, que Griezmann no ha dado su mejor nivel esta temporada, puesto que sus números y los del equipo hablan por sí solos, y lo que de alguna manera se ganó, ahora se le viene en contra, ya que, si se reconoce con este esfuerzo su calidad y su mejoría, por supuesto se espera el mismo esfuerzo a cambio para mantenerlo o incluso mejorarlo, y no ha sido así.

El Griezmann que se ha visto esta temporada ha estado por debajo del de las demás, tanto en crecimiento como en juego, estando bastante desaparecido en los momentos críticos de la temporada, como el partido de la Juventus, cuando más se le necesitaba, no apareció, siendo como se ha dicho antes, la estrella del equipo.

Concretamente en el partido de Turín no se le vio correr o luchar apenas, como acostumbra a hacer, pero el resto de la temporada, el nivel no ha sido el suyo, no ha sido el de un crack. Por supuesto que sus números han sido buenos por la calidad que tiene, pero no son lo que se espera, ese salto que tiene que aportar al equipo.

Ahora, como no puede ser de otra manera, con el Atlético prácticamente fuera de las tres competiciones se vuelve a hablar de su futuro, sobre el cual arriesgarse a hablar es muy complicado, ya que existen muchos factores que afectan, como la pretensión de los grandes clubes, la bajada de su cláusula en julio a 120 millones. El esfuerzo que pueda hacer el Atlético si puede permitirse este sueldo siendo competitivos aún, o por supuesto, lo que piense el propio Griezmann sobre cambiar de aires.

En el Metropolitano se le quiere, se le ha demostrado muchas veces. Atesora una calidad inmensa y puede ser de los mejores del mundo, si bien es cierto que en el Atlético se le va a exigir una cosa, y es que si se ha hecho el esfuerzo por subir a esa cifra en el sueldo, provocando ello que la plantilla del equipo se acorte, hay que jugar como cuatro jugadores, o al menos pelear a ese nivel para compensarlo, para merecerlo, y esta temporada, no lo ha hecho.

No se sabe su futuro, ya que muchos equipos le pretenden y más por el precio por el que podría salir. Hoy en día es una ganga, normal por otra parte que cualquier equipo del mundo quiera un jugador así, con la capacidad de hacer jugar a un equipo entero. Habrá que esperar a ver qué sucede, con una reestructuración correcta, y con él en el equipo, se puede hacer un gran proyecto. Eso sí, en el caso que decida quedarse, sabe que se le va a exigir una temporada muy distinta a esta última, y que muestre el verdadero nivel que tiene.

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