Después de la victoria conseguida ante su máximo rival local, el Reial Club Deportiu Espanyol de Barcelona, en el partido correspondiente a la jornada 30 de la competición doméstica, llegaba el momento de afrontar el siguiente escollo antes de recibir al máximo rival en la lucha por el título. El Fútbol Club Barcelona viajaba hasta el Estadio de la Cerámica con la intención de consolidar un poco más su liderato, a falta de ocho jornadas para conocer la sentencia definitiva y de cara a revalidar el título que actualmente ostentan como vigentes campeones, pero se topó con un Villarreal Club de Fútbol que, a dos puntos del descenso, se veía obligado a reaccionar ante la estampida azulgrana y el reto de ganar al líder de la tabla clasificatoria. Con orgullo y perseverancia, los de Javier Calleja no se rindieron y yendo de menos a más, buscaron, a través de algún que otro socavón en la zaga defensiva rival, petróleo para aferrarse un poco más a la esperanza y conseguir la salvación en medio de tanta competencia.

Por su parte, el Fútbol Club Barcelona, con Ernesto Valverde a la cabeza, salía con rotaciones en su once inicial, dejando a su capitán, Leo Messi, en el banquillo. El delantero argentino, que había participado en la victoria que su equipo había conseguido en la jornada anterior y por partida doble, descansaba de cara a recibir al Club Atlético de Madrid en la jornada 31, al igual que Gerard Piqué, pero no por mucho tiempo.

Con la mente puesta en conseguir otros tres puntos, líderes y necesitados se encontraban en un duelo que terminaría siendo de alto voltaje.

Todos los esfuerzos se quedaron en la primera mitad

Se dice que cuando adquieres cierta ventaja en un duelo ante equipos tan necesitados de puntos, debes conservar lo conseguido y hacer todo lo posible por mejorar. En la primera parte, el partido tenía un claro dueño. El Fútbol Club Barcelona, que saltaba sin Leo Messi al terreno de juego, conseguía adelantarse en el marcador consiguiendo hacer dos goles en cuatro minutos. Cuando nadie se lo esperaba, Malcom Oliveira y Philippe Coutinho, integrantes del ataque azulgrana, firmaron una buena actuación y pusieron a su equipo por delante con buenas jugadas combinadas, alguna que otra carrera, algún que otro regate y algo más que efectividad.

La sintonía se escuchaba desde lejos en el ataque azulgrana y junto a Luis Suárez, todo parecía perfecto, hasta que Samuel Chukwueze asumía el rol de peón y procedía a su jaque mate. El delantero nigeriano empezaba a aparecer en la escena para generar algún que otro dolor de cabeza en la zaga defensiva rival. Con ciertas carencias y sin la presencia de Gerard Piqué, el parche se ponía sobre el descosido. Samuel Umtiti, central zurdo de origen, asumía el rol del central catalán y se ponía en la derecha para anular al rival, pero no cumplió bien su papel ante los contragolpes efectuados por los jugadores de Javier Calleja.

Tras los goles de Malcom Oliveira y Philippe Coutinho, Samuel Chukwueze recortaba distancias antes del descanso y empezaba a gestar la remontada de un Villarreal Club de Fútbol que, poco a poco, se fue metiendo en el partido a marchas forzadas.

Con el marcador muy ajustado, ambos equipos se marchaban a los vestuarios y protagonizaban unos prolegómenos que terminarían en disgusto para el conjunto de Ernesto Valverde.

Pérdida de ritmo en la segunda y el contragolpe como verdugo

Al no saber conservar la ventaja obtenida durante la primera mitad, el Fútbol Club Barcelona comenzó a notar ciertas carencias, aprovechadas por Samuel Chukwueze y compañía iban a teñir de amargura una noche que terminó con igualdad en el marcador.

El Villarreal Club de Fútbol de Javier Calleja, con los contragolpes de por medio, batieron a la zaga defensiva azulgrana y pusieron confusión en un partido en el que con remontada, consiguieron batir a un Marc-André ter Stegen más que fiable, aunque algo confiado en ciertas llegadas peligrosas al área. Con rapidez, efectividad y juego asociativo, los locales pudieron conseguir tres puntos más que necesarios, pero una vez más, entró en juego la épica.

A falta de pocos minutos para el final, Leo Messi y compañía pusieron la guinda en un partido de alto voltaje y de gran locura. Con el gol de falta marcado por el delantero argentino y el empate conseguido por el delantero uruguayo en el tiempo de descuento, el reparto de puntos pasaba a ser una realidad y la moral subía de repente de cara a recibir al rival más perseguidor en la lucha por el título en la siguiente jornada.

Con un 4-4 en el marcador y toda una gesta vivida en el Estadio de la Cerámica, Villarreal Club de Fútbol y Fútbol Club Barcelona sellaban la paz a pie de campo.

Con moral de cara a los mejores retos

Con este empate, el Fútbol Club Barcelona afronta mejor los siguientes duelos que ya tiene fijados en el calendario. El próximo sábado, los de Ernesto Valverde afrontarán un partido vital en la lucha por el título ante su rival más perseguidor y el miércoles, 10 de abril, visitarán Old Trafford para conseguir cierta ventaja en la eliminatoria de los cuartos de final de la UEFA Champions League, muy meditada y deseada, teniendo en cuenta que en las últimas temporadas, han quedado eliminados de forma precipitada y por sorpresa.

Carisma, perseverancia y resiliencia se palparon a pie de campo hasta el pitido final de un partido que siempre será recordado, al igual que todos los que se han disputado en el Estadio de la Cerámica.