Llegaba el Celta al Metropolitano, el único equipo que ha derrotado en Liga al Atlético sin polémicas ni VAR al que recurrir. Un 3 - 0 sonrojante que nada hacía presagiar la realidad acuciante que merodea por Vigo, con el equipo coqueteando con el descenso agarrado a un Iago Aspas que hoy no estaba por sanción. Enfrente, un Atlético que tampoco tiene su actualidad para muchas fiestas pero hoy tenía la del niño.

Quizás por eso, por darle una alegría a su basca, a su muchachada, salió el Atlético entonado, queriendo la pelota e intentando arrinconar a un Celta al que parece que empieza a notar los nervios de verse al borde del precipicio, sin su asidero, sin su clavo ardiendo, sin Aspas, el Celta anduvo sin ideas por el césped del Metropolitano, si bien es cierto que en dos desperezos tuvo sendas oportunidades de adelantarse en el marcador. Pero estaba Oblak, ¡Ay, Oblak! para desbaratarlas. No hay partido, por plácido que sea, que no aparezca el esloveno para dejar su sello, su carta de presentación, su parada imposible. Y en la primera, sacó su manopla izquierda para desbaratar un potente disparo de Maxi Gómez. El rebote, para Boudebouz, que se sacó una tijera casi en el área pequeña que irremediablemente iba para dentro. Pero ahí estaba la manopla derecha de Oblak firmando su enésimo milagro. ¿Es zurdo? ¿Es diestro? ¿Es un pulpo? Es, simplemente, Oblak.

Anteriormente, había tenido el Atlético el control del partido, en contra de lo habitual manteniendo la posesión del esférico en un 65%, aunque eso no se tradujo en ocasiones más allá de dos tímidos disparos de Saúl y Griezmann desde fuera del área que atajó Rubén sin problemas. Luego de la doble parada del esloveno llegó el Rock 'n' Roll y llegaron ocasiones más claras, como dos centros de Juanfran a los que no llegó Correa por poco, o los caracoleos de Vitolo, opositando a tener plaza el curso que viene en la plantilla colchonera, o la segunda intervención espectacular de Oblak sacando una mano abajo a disparo de Boufal... Hasta que Antoine dijo "Aquí estoy yo".

Así anotó Griezmann el primer gol del partido. Foto: Web oficial Atlético de Madrid
Así anotó Griezmann el primer gol del partido. Foto: Web oficial Atlético de Madrid

Se acercaba el final de la primera parte. Falta al borde del área. Se postulan Koke y Griezmann. Últimamente el francés le está cogiendo gusto a tirar faltas. Se atreve. Se acuerda de algo que le dijeron en un entreno. Dispara. Duro y colocado. A la escuadra. Culpable: Adán. Para él la dedicatoria. Para Adán y para Amaro.

1 - 0 y a defender, pensaría más de uno en la grada. Película ya vista en un sinfín de ocasiones por la hinchada colchonera. Pero esta vez sin Godín, ni Giménez, ni Savic ni Lucas. Sin un central disponible de los que conforman la primera plantilla de Simeone, tuvo que tirar de Montero, con apenas un puñado de partidos en competición oficial y con Toni Moya, debutante. Para echarse a temblar... O no, porque ambos chavales demostraron que hay mimbres para no echar de menos a un tal Hernández, campeón del mundo... Hasta luego Lucas, que diría aquel.

La segunda parte fue un quiero y no puedo por parte del Celta. Sin Aspas, Boufal decidió tirar del carro. Si Juanfran supo contenerlo y prodigarse en ataque en la primerea parte, en la segunda lo sufrió de lo lindo. El Celta se encomendó a él y suyas fueron las intentonas hasta que Simeone dio entrada a Arias, más fresco, y cambió a Juanfran de banda. El francés fue lo más potable del Celta hasta que fue sustituido.

Miró Simeone a su banquillo y vio un tobillo maltrecho, pero deseoso de pasto verde. Y allá que saltó el 22 al campo. Decía en su presentación que llegaba con la ilusión de un niño. Y siendo la fiesta de los pequeños, no podía dejarlos sin regalo. Contragolpe que montan Griezmann y el 22 y se queda un tobillo maltrecho frente al portero. Lo intenta Rubén, pero el balón termina besando las mallas. Gol del 22. Gol del tobillo maltrecho. Gol de Álvaro Morata.

Partido finiquitado. Aún quedaría otra ocasión de Correa y otra de Griezmann. El argentino disparó duro desde fuera del área y se le fue por poco. El francés picó con sutileza ante Rubén pero no le dio con suficiente fuerza y la terminó sacando un defensa. Al final, 2 - 0, resultado que vuelve a poner de los nervios a un Celta que volverá a encomendarse a Iago Aspas la próxima jornada. Por San Blas, lo ya conocido: Milagros de Oblak, Golazo de Griezmann y tres puntos más all zurrón. La Santísima Trinidad del Atlético de Madrid.

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