Es complicado describir la temporada del Real Zaragoza con una sola palabra. Quizá sea porque no existe palabra alguna que sirva para explicar una temporada que todavía puede pasar a la historia por ser la última de una histórica entidad que agoniza año tras año en una categoría desacorde a la historia de la misma.

Algo impensable cuando la temporada echaba a andar tras un verano más tranquilo de lo normal en las oficinas del club aragonés. Tras un ascenso truncado el año anterior de la forma más cruel posible y sin haber hecho méritos para ser eliminado, el Real Zaragoza iniciaba el último tramo del periplo de dos años marcado por la dirección general para conseguir el ascenso a LaLiga Santander. Sin embargo, lejos de acercarse al ascenso, el Real Zaragoza ha dado, no uno, sino dieciséis pasos atrás, los mismos que posiciones separan los puestos de ascenso con los de descenso.

Quizá sea porque no existe palabra alguna que sirva para explicar una temporada que todavía puede pasar a la historia por ser la última de una histórica entidad que agoniza año tras año en una categoría desacorde a la historia de la misma

El Real Zaragoza ha tocado fondo, o casi

La situación apenas puede empeorar. Un equipo desalmado, una falta de calidad evidente, la ausencia de jugadores que ni están ni se les espera y la división de la grada demuestran que el final puede ser trágico.

A falta de siete jornadas, el conjunto aragonés está a dos puntos de la zona de descenso, teniendo que jugar contra rivales directos, como Córdoba, Tenerife o Extremadura. Precisamente en estas siete jornadas se decidirá el futuro de un club con 87 años de historia y que sabe que un hipotético descenso a Segunda División B le condenaría con casi total seguridad a la desaparición.

El partido frente al Alcorcón ha dejado en evidencia las carencias que atesora este equipo. Un Alcorcón que había conseguido sacar un único punto de los últimos 27 posibles fuera de casa se llevó el premio gordo de una Romareda atónita y que no daba crédito al bochornoso partido de su equipo. La España del tiki taka, el Barça de Guardiola, la Naranja Mecánica o el Arsenal de “Los Invencibles”. Son muchos los equipos que han marcado épocas en este deporte. Sin embargo, el Alcorcón de Cristóbal no es uno de ellos, aunque por momentos lo pareciera. Y es que, al igual que el equipo alfarero, otros equipos no llamados a pasar a la historia por su gran juego, dieron auténticas exhibiciones. El Granada en su visita a La Romareda levantó incluso el tono irónico de una afición llena de rabia contenida, al igual que el Lugo, que sin despeinarse se llevó los tres puntos del Municipal. ¿Mérito de los rivales o demérito del Real Zaragoza?

Jugadores del Alcorcón tras su victoria por 0-2 en La Romareda | Foto: LaLiga
Jugadores del Alcorcón tras su victoria por 0-2 en La Romareda | Foto: LaLiga

Mismos jugadores, diferente resultado

Parecía imposible que un equipo con, prácticamente, los mismos jugadores haya pasado de luchar por el ascenso directo a hacerlo por la permanencia. Todo hacía indicar a que la base consolidada que había sido capaz de conseguir más de 50 puntos en una vuelta, sería capaz de lograr el ansiado ascenso. Nada más lejos de la realidad. Con 35 jornadas disputadas, se ha puesto en evidencia la excesiva dependencia de un jugador, de Borja Iglesias. Sin el ‘panda’, el Real Zaragoza tiene otra cara. La de un equipo sin ideas, sin claridad en ataque y sin gol. El gallego no valía por lo que era, sino por lo que hacía ser a los demás. Sin él se ha destapado la verdadera cara de jugadores que crecieron a su sombra y que se nutrieron de su calidad para desarrollar la propia. ¿Dónde quedaron los pases de Buff?, ¿dónde está el Pombo del año pasado?, ¿a quién van los centros de Benito o Lasure?, ¿por qué Eguaras ha dejado de ser la brújula del Real Zaragoza? Demasiadas preguntas sin respuesta que rondan la cabeza del aficionado zaragocista y que parecen apuntar al mismo lugar.

El gallego no valía por lo que era, sino por lo que hacía ser a los demás

Borja Iglesias con el Real Zaragoza | Foto: Andrea Royo, VAVEL
Borja Iglesias con el Real Zaragoza | Foto: Andrea Royo, VAVEL

Las lesiones, el MVP del Real Zaragoza

Es complicado encontrar un caso similar en un equipo profesional que dispone de los medios y los profesionales necesarios para evitar cierto desorden en la preparación física de sus jugadores. El lastre de las lesiones ha sido una losa que ha incapacitado al equipo blanquillo durante toda la temporada. La deficiente pretemporada con un escaso contenido físico se empezó a notar con los primeros partidos de pretemporada, cuando Imanol Idiakez comenzó a perder jugadores con una facilidad pasmosa. Lo que parecía un contratiempo pasajero se ha convertido en un compañero de viaje del Real Zaragoza. Lesionados de larga duración, como Toquero, Papu o Guti han sido acompañados por casi la totalidad de la plantilla en algún momento. Benito con dos roturas de fibras o Álvaro Vázquez con otras tantas han sido algunos de los damnificados por esta situación. A estos se han unido otros jugadores con problemas óseos, como Ros con una fractura de peroné o, a última hora, James Igbekeme tras una durísima entrada frente al propio Alcorcón. No es excusa, pero sí un factor importante y preocupante que dará que hablar una vez terminada la temporada para evitar que se repita un problema que no ha permitido a ninguno de los tres entrenadores disponer de toda la plantilla en ningún momento de la temporada.

Lo que parecía un contratiempo pasajero se ha convertido en un compañero de viaje del Real Zaragoza

James Igbekeme se retira lesionado frente al Alcorcón | Foto: LaLiga
James Igbekeme se retira lesionado frente al Alcorcón | Foto: LaLiga


El lastre de jugar en casa

27.000 abonados en Segunda División, en el sexto año consecutivo en la división de plata del fútbol español. Un aforo y una asistencia más propia de un equipo que pelea por cotas mayores en LaLiga Santander. Pese a ello, el Real Zaragoza no solo no lo ha notado, sino que le ha perjudicado. El fortín que pretendía ser La Romareda se ha convertido en uno de los estadios que más puntos concede de la categoría. El Real Zaragoza no empieza ganando los partidos 1-0 como creen algunos. Cinco victorias, seis empates y seis derrotas. Lo que se une a los 18 goles encajados por los 16 anotados. Unos números demasiado pobres para un equipo que tiene a sus espaldas la mayor masa social de las segundas ligas europeas. La paciencia de la hinchada aragonesa tiene un límite y, al igual que la situación el equipo, parece que se ha llegado a él. Los enfrentamientos entre distintos sectores de la grada y los cánticos hacia jugadores y directiva no han hecho más que calentar una mecha que ha comenzado a prender en vísperas del tramo crucial de la historia del Real Zaragoza. La unión hace la fuerza, o no...

Tifo en La Romareda | Foto: Andrea Royo, VAVEL
Tifo en La Romareda | Foto: Andrea Royo, VAVEL

Imanol, Lucas y ahora Víctor

El rumbo del Real Zaragoza no hay quien lo cambie. La incapacidad de los tres entrenadores para dar un giro a la situación ha puesto en evidencia a los jugadores. El primero en llegar fue Imanol Idiakez, que presentó su propuesta; control de balón y un 4-1-4-1 como modelo de juego. Crecer desde el balón, dominar los partidos y controlar las áreas. Ese era el plan del técnico vasco, el cual no pudo llevar a cabo tras ser cesado pese a haber disputado únicamente diez partidos de liga. Todavía más fugaz sería el paso de Lucas Alcaraz por el banquillo zaragocista. Ocho encuentros y una sola victoria ante el colista. Un entrenador sin ideas y que intentó establecer un sistema con cinco defensas en busca de una mayor solidez defensiva. El tiempo puso a cada uno en su lugar. Llegó Víctor Fernández en un intento de salvación, de amor por el club, de amor propio. Tras un muy buen inicio fruto de la ilusión que trajo consigo, los resultados no están acompañando. Su propuesta de juego de ataque y atractivo para el espectador se ha truncado ante la ineptitud de una delantera cuyos registros son tan alarmantes como la posición que ocupa el Real Zaragoza en la tabla. Ni Imanol, ni Lucas, ni Víctor, esta situación sólo puede ser arreglada por un grupo de jugadores mentalmente hundidos y que tendrán que vérselas en una situación nueva para ellos.

Su propuesta de juego de ataque y atractivo para el espectador se ha truncado ante la ineptitud de una delantera cuyos registros son tan alarmantes como la posición que ocupa el Real Zaragoza en la tabla

Víctor Fernández frente al Alcorcón | Foto: LaLiga
Víctor Fernández frente al Alcorcón | Foto: LaLiga

El Real Zaragoza está viendo por primera vez en su historia el peligro real de descender a Segunda División B, lo que se traduciría en un “adiós” en caso de producirse. Es una situación crítica para una entidad a la que le están temblando las piernas en el peor momento posible. El Real Zaragoza parece haber tocado fondo, lo que sería la mejor noticia posible porque significaría la reacción en estos últimos partidos de temporada. 87 años de historia no pueden esfumarse en siete partidos, 87 años de historia no pueden perderse por culpa de un cacique que vino a sacar tajada. El fútbol no puede perder 87 años de historia. El fútbol no puede perder al Real Zaragoza. Porque el Real Zaragoza es para el fútbol lo que el fútbol es para el Real Zaragoza.