Giorgi Papunashvili parece haber superado sus molestias y lleva varios días entrenando con el grupo. El georgiano, pieza fundamental en el Real Zaragoza y el que fuera uno de los artífices del milagro de la segunda vuelta la temporada pasada, apenas ha dispuesto de minutos en la presente campaña. Sus continuas lesiones han lastrado su rendimiento, y como consecuencia, el de todo el equipo.  Diez partidos y únicamente 351 minutos se antojan insuficientes para un jugador capital en un Real Zaragoza que le ha echado de menos en todos los aspectos. Su lesión muscular en pretemporada —como la de otros jugadores— ya podía anticipar lo que vendría después. Tras llegar muy justo al inicio de la competición, el georgiano forzó y disputó 30 minutos entre los dos primeros encuentros; 10 ante el Rayo Majadahonda y 20 ante el Reus. Dos partidos en el dique seco y vuelta forzada para participar en tres encuentros de forma casi desapercibida en los cuales no llego a disputar más de 45 minutos en ninguno de ellos. En el último se consumó la tragedia. Un mal apoyo de tobillo tras un fuerte pelotazo le provocó una lesión que le obligó a abandonar el terreno de juego en camilla y bajo un intenso llanto.

Papu es retirado en camilla tras su lesión de tobillo | Foto: LaLiga
Papu es retirado en camilla tras su lesión de tobillo | Foto: LaLiga

 

12 jornadas después reaparecería ante el Extremadura, coincidiendo con el regreso de Víctor Fernández. Su salida al campo revolucionó un partido que acabó ganando el Real Zaragoza con un gol de bandera del propio Papu. Un rayo de esperanza en la sombra que vivía el conjunto aragonés. El rol de revulsivo que tuvo en determinados momentos la anterior campaña con Natxo González le dio sus frutos a un Víctor rendido al jugador georgiano. Sin embargo, aquella noche solo fue un espejismo y una pizca de ilusión de algo que no llegaría. Papu recaería en un entrenamiento tras una entrada de Zapater en la parte inicial de la sesión, lo que haría que su presencia hasta el día de hoy haya sido casi nula.

Celebración del 2-1 ante el Extremadura | Foto: LaLiga
Celebración del 2-1 ante el Extremadura | Foto: LaLiga

Giorgi Papunashvili demostró ser uno de los pilares del Real Zaragoza de la temporada pasada. Su progresión y explosión en el tramo final de temporada dejó claro que en Papu había jugador suficiente como para hacerlo pieza clave de un proyecto ambicioso.

Su progresión y explosión en el tramo final de temporada dejó claro que en Papu había jugador suficiente como para hacerlo pieza clave de un proyecto ambicioso

El jugador georgiano demostró de lo que era capaz llegando a batir un récord en forma de goles. Su exhibición frente al Albacete dejó atónita a una Romareda que rompió a aplaudir cuando Natxo González en un gesto de reconocimiento decidió sacarlo del campo para que recibiera el cariño de toda una grada deseosa de encontrar nuevos ídolos. Su partido frente al Lorca o su derroche físico y calidad frente al Almería tampoco pasaron desapercibidos para una afición que ha notado su ausencia en la presente temporada. 

Papu tras su hattrick ante el Albacete | Foto: LaLiga
Papu tras su hattrick ante el Albacete | Foto: LaLiga

Y es que se podría decir que el Real Zaragoza del año pasado se fundamentó en cinco pilares básicos, uno en cada parte del campo.

Borja Iglesias irremediablemente tuvo que hacer las maletas rumbo a una categoría donde su calidad tuviera cabida. Mikel González, en una operación que pasó desapercibida, también abandonó el club por la puerta de atrás pese a haber sido la alma máter de la defensa. Eguaras, en un primer momento lesionado, ha bajado el nivel de forma alarmante, pasando de ser la brújula del Real Zaragoza a haber perdido el norte por completo.

Eguaras, en un primer momento lesionado, ha bajado el nivel de forma alarmante, pasando de ser la brújula del Real Zaragoza a haber perdido el norte por completo

Cristian Álvarez ha sido el único jugador que ha mantenido el nivel, habiendo sostenido al Real Zaragoza en numerosas ocasiones y siendo el principal responsable de que el equipo aragonés ocupe un puesto fuera de la zona de descenso. Y Papu. Un Papu que tiene seis jornadas para redimirse y demostrar que merece un hueco en la plantilla de la próxima temporada. Un Papu que deberá echarse a un equipo a la espalda en este final para evitar la desgracia y que deberá de encabezar un nuevo proyecto cuyo objetivo debe ser el mismo que lleva siendo durante todos estos años. 

Tras más de un mes en Georgia en manos del médico de su selección y habiendo llevado un tratamiento durante varios meses en colaboración entre el Real Zaragoza y los médicos georgianos, el jugador parece que entrará en la próxima convocatoria de Víctor Fernández para disputar el trascendental y vital partido ante el Córdoba. La falta de gol de la actual delantera y el paupérrimo rendimiento de los jugadores que ocupan su misma posición pueden abrirle la puerta de par en par para entrar incluso como titular ante el equipo califa. Está en manos de Víctor. Está en buenas manos.