El Real Club Deportivo de La Coruña atraviesa el que es, muy posiblemente, el momento más difícil de las últimas décadas. Con el primer equipo en Segunda División, sin opciones claras de subir, el filial recién descendido a Tercera y una masa social con claros síntomas de abandono y apatía. En medio de ese caos, la decisión tomada en el día de ayer provocó un auténtico terremoto en A Coruña. Se van. Tino Fernández y el resto de su equipo directivo presentaron su renuncia al cargo y anunciaron la convocatoria electoral. Se avecinan tiempos inciertos para el deportivista de a pie. 

Una dura transición

El 21 de enero de 2014 el 72.09% de los accionistas eligieron el proyecto encabezado por el economista Constantino Fernández para capitanear el futuro próximo del club.  La situación que se encontró la nueva directiva era límite. El club arrastraba una de las deudas más elevadas del fútbol español y se encontraba en situación de Concurso de Acreedores. La transición de la época post Lendoiro era una tarea de extrema dificultad y solo seis valientes se atrevieron con el reto.

En los cinco años de la etapa Fernández el club se ha modernizado. El acuerdo con ABanca facilitó a la institución reestructurar la deuda y proteger su futuro inmediato. Se han creado la secciones femenina y Genuine. El estadio de Riazor ha sufrido una remodelación completa. Y se solucionaron, de una vez por todas, los problemas con Hacienda. No obstante, la parcela deportiva y social han sido los grandes hándicaps del proyecto. 

Un mandato marcado por la estabilidad económica y la inestabilidad deportiva

Poco se le puede reprochar a Tino Fernández en materia económica. En ese campo, el Deportivo está infinitamente mejor que  hace cinco años. El club respira, pese a que en su momento parecía estar destinado a la liquidación. El Dépor ha dejado de ser un 'pufo' para convertirse en un deudor solvente. Atrás quedan los tiempos de impagos y expropiaciones. Gracias a la directiva Fernández el Deportivo es un club modernizado en lo económico. 

Todo lo contrario en el ámbito deportivo. El conjunto gallego se encuentra en Segunda División y sin opciones claras de luchar por el ascenso. Los proyectos deportivos de Tino Fernández han sido un fracaso tras otro. Los nueve entrenadores con los que ha contado esta directiva son una clara muestra de la inestabilidad que ha vivido el equipo. Pese a que en algunas épocas (como la primera vuelta de la temporada 15-16 en las que el Dépor marchaba en puestos europeos) invitaban al optimismo, el balance del mes de junio siempre terminaba siendo negativo

La situación social que atraviesa el deportivismo ha sido determinante para la dimisión del equipo directivo. Riazor vive una de sus peores temporadas en años. Los números de asistencia así lo indican. Al término del encuentro frente al Extremadura, la grada se unió en un unánime cántico: "Directiva, dimisión". El rumbo a la deriva que atraviesa el equipo tiene desconectado al aficionado. Se ha perdido la ilusión de antaño y existe una división notoria en la grada. En diciembre de 2015, el entrenador Víctor Fernández opinó sobre el ambiente vivido en Riazor: "Existe un ambiente de autodestrucción como jamás he visto en otro club. No sé a dónde nos va a llevar, pero a nada bueno, seguro". El futuro del club pasa por la unión entre los aficionados y esa es una de las tareas pendientes que tendrá la nueva directiva. 

A la espera de una alternativa firme

El dilema que pasa por la cabeza de cualquier accionista lo protagonizan las alternativas al gobierno Fernández. Hasta la fecha, no se han presentado propuestas que reúnan el nivel mínimo de seriedad y solvencia. Los proyectos presentados por Cascallar o Miguel Otero, entre otros, se asemejaban más a una broma de mal gusto que a una propuesta seria para un club profesional. En algunos medios se ha especulado con la posibilidad de un proyecto liderado por Fernando Vidal, asesorado por Augusto César Lendoiro y dirigido en el campo deportivo por Braulio. Meras especulaciones hasta ahora. 

Se avecinan meses difíciles para la parroquia blanquiazul. La convulsa situación institucional coincide con una plantilla que todavía trabaja para lograr sus objetivos.

Si se me permite, quisiera pedir dos favores de la manera más humilde posible: el primero, al accionista. Cabeza en la decisión, por favor. Nos jugamos todos mucho. La segunda petición tiene como receptor al aficionado. Unidad y apoyo incondicional al equipo. El futuro depende de nosotros. 

Comunicado Oficial