Generalmente se suele decir 'no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy' para cubrirse las espaldas en caso de que en el futuro surja algún imprevisto que prive a cualquiera de poder llevar a cabo las pertinentes obligaciones. Y es que dejar el trabajo para última hora suele ser un mal negocio, como le está ocurriendo a la tropa de Nervión en más de una ocasión esta campaña. 

El Sevilla se ha acostumbrado a realizar sus obligaciones -dícese levantar un resultado adverso, desatascar un partido o asegurar el lugar Champions- en las segundas partes de los encuentros, tirando por la borda las primeras mitades con lo que supone eso.  En este caso es tener una oportunidad menos en forma de 45 minutos de imponerse al rival, debido a la incomparecencia del elenco como ya sucediera ante el Atlético de Madrid  -partido que se resolvió por uno a uno-; o en otros escenarios de menor enjundia, lo cual ya se ha convertido en algo habitual para el sevillismo, como en El Alcoraz.

Los que una vez fueran de Pablo Machín y ahora de Joaquín Caparrós son, con los datos en la mano, la escuadra que más goles anota en el segundo asalto. Y es que marcar en los segundos tiempos no es para nada sinónimo de victoria o de beneficio -el mejor ejemplo, el del Éibar en casa- , pero al menos se ve a un Sevilla más decente.

Del porcentaje total, los hispalenses han convertido el 73,3% de los goles en los segundos actos, por encima de todos aquellos rivales que curiosamente se ubican en posiciones más privilegiadas que los sevillistas en la tabla, como FC Barcelona, Real Madrid, Atlético de Madrid, Valencia y Getafe, que materializan en ese periodo de tiempo el 64,8%, 62,2%, 63,5%, 53% y 61,1% de sus llegadas respectivamente, frecuentando todos ellos además de los sevillanos los últimos veinte minutos.

Y ojo, el Sevilla rompe al mismo tiempo con el dicho de que segundas partes nunca fueron buenas, pero no es bueno empezar la casa por el tejado. Y es que en esta 2018-19 ya ha tenido algunas que otras actuaciones memorables en el segundo tiempo como frente al FC Barcelona en Copa del Rey; las dos manitas endosadas -que no sucedía desde la 2009-10- a Levante y Rayo Vallecano o la de los cuatro goles a la Real Sociedad.

En definitiva, la pregunta es evidente: ¿Qué habría sido de partidos como el de Vigo, Éibar, Athletic, Real Madrid o Praga si el Sevilla hubiese aparecido y no hubiese dejado sus obligaciones para 'mañana', o lo que es lo mismo, para minutos postreros? Quizá, los sureños se ubicarían en plaza Champions de forma matemática, pero la realidad es la que es.

Llegan los nervionenses a la jornada de clausura fuera de la máxima competición continental. Y aún con probabilidades de repetir las tres previas que tanto les han lastrado por la dejadez de un equipo que en muchas jornadas ha ido haciendo el mayor de los ridículos en grandes y pequeños estadios en lugar de lo que debía; cumplir con los objetivos marcados lo más pronto posible estando metido en todos y cada uno de los choques desde el pitido inicial.