Llegaba el Rayo Majadahonda necesitado de una victoria obligada contra el Cádiz C.F. en el Cerro del Espino y a su hora preferida. Las últimas derrotas consecutivas habían minado la moral de un equipo que, hasta el último duelo en el Cerro contra el Tenerife, se veía casi salvado con un final de temporada en el que la mitad de los partidos serían contra equipos que se jugaban mucho (tanto por ascender a la primera división, como por evitar el descenso a la segunda división B).

Otra jornada más, al míster hispano-ruso le tocaba inventar un once de garantías con el que salir a desplegar ese juego que tanto ha enamorado a la parroquia, y que en las últimas semanas se había dejado olvidado en algún campo de entrenamiento de la zona noroeste. La baja de Óscar Valentín en el centro del campo, tras la expulsión en los últimos minutos de Son Moix, se antojaba delicada, pese a la vuelta de Verza. No sabía el jugador andaluz cómo podría afectarle varias semanas alejado de los terrenos de juego. Por el contrario, Morillas regresaba a la convocatoria junto con Verdés, quienes serían parte importante del punto conseguido en el Cerro del Espino.

El equipo andaluz llegaba con la moral por las nubes. El agónico triunfo en el minuto 95 de la pasada jornada contra el Numancia, gracias a un gol de Machís, les hacía asentarse en puestos de playoffs. La idea del equipo cadista es garantizarse cuanto antes la promoción y aspirar al ascenso directo, y así llegaron los amarillos y su simpática afición al Cerro del Espino.

Arrancó así el encuentro en un Cerro que por fin registró la mejor entrada de la temporada, pero eso sí, seguro que gracias a la masiva movilización que llevaron a cabo los aficionados andaluces llegando a un total de 3.440 espectadores. Un Cádiz replegado decidió que fuera el Rayo Majadahonda quien mandase en los inicios del partido, líneas muy juntas atrás y esperando a las contras gracias a la velocidad de dos hombres claves, Machís y Renella. Ya en el minuto seis, un tiro cruzado de Renella, se marcharía rozando el poste de la portería de Basilio. El míster Iriondo intentaba aguantar las embestidas a la contra, con un centro del campo novedoso viendo las últimas jornadas. Enzo Zidane se quedaba en el banquillo y esto se notaba en un fútbol más directo, pero a su vez, con más riesgos. En el minuto ocho, una internada por la banda izquierda llevada a cabo por Machís, acabó con un pase al punto de penalti donde, en semi fallo, Renella, no perdonaría, haciendo subir el primer tanto al electrónico.

A partir de ahí, el Cádiz supo perfectamente atar al Rayo Majadahonda. Con la experiencia del duelo de la primera vuelta, no hubo más que acotar las acciones de Fede Varela y con el habilidoso argentino anulado, el Rayo Majadahonda no disfrutó de un movimiento de balón fluido, lo que hizo que cada acción desde entonces, y hasta el descanso, se convirtiese en previsible. Prueba de ello es que la primera ocasión clara de peligro a favor de los madrileños, no llegó hasta el minuto 44, con un tiro de Iza que apenas puso en aprietos al guardameta gaditano.

Arrancó entonces una segunda parte sin cambios. Benito se sumó más en ataque, cambio en la estrategia que ayudó sin duda a una mayor profundidad, pero el Cádiz seguía bien plantado en el campo. A los pocos minutos, la estrategia de Iriondo no era la de dejar a Benito, sino de preparar el terreno ante la entrada de Manu del Moral en su lugar. El míster visitante reaccionó quitando a un hombre clave en la delantera como Renella, para introducir a un perfil defensivo que ayudara a contener las internadas majariegas.

En el minuto 66, un pase al hueco espléndido de Ruibal, sólo tuvo que ser empujado por Manu del Moral al fondo de la red para poner el 1-1 definitivo en el marcador y dar moral a un Rayo Majadahonda que, hasta ese momento, había merecido el empate.

Y no acabó ahí, porque ya en la recta final, primero un remate de Verdés tras un saque de falta en el minuto 76 y un último tiro de Héctor que se marchó cruzado en el 85, pudieron suponer una victoria de oro para el conjunto madrileño.

Así finalizó el partido, con un resultado de 1-1 que deja a ambos equipos con una sensación agridulce, ya que ambos pudieron ganar y así certificar sus aspiraciones de cara a los últimos partidos de la temporada. A los madrileños les tocará remar lo que resta de temporada y a los gaditanos, aguantar su plaza de playoffs.