Soñar es gratis, o al menos eso deben de pensar los aficionados del CD Vitoria de cara a los tres últimos partidos ligueros restantes. El filial armero, con únicamente 31 puntos, necesita un milagro para mantenerse en la categoría de bronce del fútbol español. 

La victoria del equipo vitoriano frente a la Real Sociedad B ha revivido las minúsculas esperanza que sus aficionados tenían para mantenerse en Segunda B. Tras una temporada realmente mala de los vascos, con cambio de entrenador incluido, parecen estar condenados a volver a la complicada Tercera División.

Sin duda alguna, uno de los motivos que ha llevado al equipo a la situación crítica en la que se encuentran, es su mal desempeño como visitante. Los de Iban Fagoaga únicamente han logrado 13 puntos fuera de casa, lo que les ha lastrado durante toda la temporada.

Si bien es cierto que los milagros ocurren, mucho debe de rezar el entorno del equipo para lograr la ansiada salvación. El Real Unión Irún es el equipo que ocupa el Play-Off de descenso, siendo lo máximo a lo que el equipo vitoriano puede aspirar. Nueve puntos en juego y la obligación de lograr un pleno de victorias y depender del equipo fronterizo para lograr el milagro.

La juventud y poca experiencia de algunos de sus jugadores ha podido pasar factura a los de Fagoaga. Un equipo con una edad media de 22,2 años y con muchos jugadores aún por pulir. Independientemente de los resultados, el rendimiento individual de varios jugadores del CD Vitoria ha sido realmente bueno. Es el caso de Francesc Regis y Jaime Dios, máximos goleadores del equipo y las dos bazas a las que la afición se aferra para lograr un milagro realmente complicado. La cuestión no es si el equipo cree en la salvación, sino si la afición verdaderamente cree  en el equipo.