No ha sido una temporada tranquila precisamente la de la Real Sociedad. Los vascos han vivido una montaña rusa de emociones y de aspiraciones durante este año. Y en esas subidas y bajadas continúas, llegan a la penúltima jornada con opciones, aunque son pocas, de entrar en Europa. El problema es que para seguir soñando tendrá que superar con una victoria la visita del Real Madrid. Una vez conseguida esa tarea podrá afrontar con las mismas opciones una última jornada en la que visitará a un rival en una situación muy parecida a la suya, el Espanyol. Si consiguiera los seis puntos, obligaría a su rival el Athletic a hacer cuatro puntos como mínimo, ya que los txuriurdin tienen el goalaverage ganado.

Cambio de entrenador que invirtió la dinámica

A mediados de diciembre, poco antes de finalizar la primera vuelta, la Real Sociedad se encontraba más cerca de los puestos de descenso que de la pelea por Europa. Fue en aquel momento cuando la directiva vasca decidió destituir de Garitano y confiar en el técnico del filial, Inmanol Alguacil. 

El nuevo entrenador dotó al equipo de una mayor identidad. La idea siempre era la de salir con el balón jugado desde atrás, evitando los despejes sin sentido. Un estilo complicado, más aún cuando el debut es en el Santiago Bernabéu ante un Madrid desesperado por ganar. Fue un 6 de enero y los aficionados realistas no pudieron tener mejor regalo. Victoria en el estadio blanco y la moral por las nubes para afrontar la segunda vuelta.

A partir de ahí, el equipo siguió alternando con facilidad los buenos y malos resultados, pero la dinámica cambió hasta llegar a esta penúltima jornada con opciones europeas.

El centro del campo, su punto fuerte

Si por el algo destaca la Real Sociedad es por la cantidad de jugadores de calidad que posee en el centro del campo. Los mediocentros más puros como Mikel Merino, Illarramendi o Rubén Pardo, son jugadores más que contrastados y por los que muchos grandes estarían dispuestos a pelear. 

Merino se está asentando a la perfección a la primera categoría española tras su paso por Borussia Dortmund y Newcastle. Tan solo que repasar su trayectoria y ver que es un fijo en categorías inferiores internacionales basta para ver su potencial. En cuanto a Illarramendi, esta temporada ha vuelto a demostrar que es el motor de su equipo. Imprescindible en todas las alineaciones, el futbolista ex del Madrid era duda, aunque parece que finalmente llegará a tiempo.

Ya en bandas, el desequilibrio es el punto común. Oyarzabal y Januzaj son sus dos máximos exponentes. Además, en las últimas semanas ha aparecido deslumbrando a los seguidores realistas el joven Ander Brrenetxea, que ha disputado partidos muy buenos con tan solo 17 años.

William José lleva el peso de la delantera

No anda sobrado el equipo vasco de delanteros que compitan realmente por un puesto. William José es indiscutible y se entiende con sus 11 goles. Un delantero corpulento aunque no falto de velocidad y con un hambre de gol y un don de la ubicación de nueve puro. Oyarzabal es su gran aliado en la faceta goleadora.

Por detrás, Juanmi ha aportado algunos tantos gracias a su movilidad y su velocidad. Un buen complemento para un delantero centro más fijo. Sin embargo, Sandro ha sido la gran decepción. Llegó tras una mala temporada en el Everton, aunque se esperaba que en España de nuevo volviera a recuperar su nivel, algo que no ha sucedido ni de lejos.

Oyarzabal, la gran estrella

Hablar de la Real Sociedad es hacerlo de Mikel Oyarzabal. El extremo vasco, con 21 años, es capaz de echarse el peso del equipo a su espalda. Regate, desborde por banda, visión de juego y, sobre todo, gol. Es el máximo anotador del conjunto blanquiazul con 13 goles, dos más que el delantero centro William José. 

Son números y facetas de auténtico crack. Será complicado que los txuriurdin puedan mantenerlo en su equipo muchos años más si no consiguen meterse en Europa. Con cada partido, con cada actuación y cada gol o asistencia, pide paso en un grande del continente.