El día de Reyes arrancó, como siempre, con mucha felicidad e ilusión en cada hogar. Pero el final de aquel bonito día no fue agradable para ningún cadista. A pesar de que el Cádiz enlazaba su primer partido del año y la vuelta a los terrenos de juego tras el parón vacacional, Osasuna superó por completo al cuadro cadista. Una alegría para unos y decepción para otros. 

Un encuentro que ya iba con el precedente de ser un choque muy complicado. Un Osasuna que estaba en racha y que habían construido desde verano un bloque perfecto y hecho para ganar. De la mano de Jagoba Arrasate, el conjunto navarro fue superior al Cádiz, a pesar de empezar por debajo en el marcador. 

Primer golpe duro del año: El Cádiz sufrió de su propia medicina

Cuarta temporada de la era Cervera. Desde su llegada al banquillo del Ramón de Carranza, el estilo del técnico cántabro es más que conocido. Sin posesión si hay paraíso. Aunque, en el duelo contra Osasuna, lo que brilló no fueron las contras cadistas. El conjunto andaluz sufrió de su propia medicina con las contras mortales de Osasuna que no perdonó la primera que tuvo. 

Realmente, el encuentro no comenzó mal para el Cádiz. Los locales parecían haberles afectado los polvorones y el frío típico de Pamplona. La primera ocasión que transcurrió por el juego amarillo fue a la red del meta rojillo. Un disparo de Álex Fernández que dejó más helado aún al público local. Por desgracia, esa pizca de suerte y chispa que tuvo el Cádiz al principio se congeló en el final. Rubén García y Roberto Torres igualaron y sentenciaron el partido para los navarros.

Pudo haber sido más

A pesar de que el resultado final marcaba el 2-1 favorable a los locales, Osasuna perdonó una sentencia más abultada. El Cádiz no lograba llegar al área rojilla y la posesión crecía sin miramientos en las estadísticas visitantes. Comenzó un juego de contraataque y rapidez en el cuadro de Arrasate que, junto a Brandon Thomas y Juan Villar, provocaron muchas ocasiones imperdonables.