Kylian Mbappé soltó la bomba en la noche del pasado domingo. Acababa de ser nombrado mejor jugador del año en Francia y, como no podía ser de otra forma, todos los focos estaban centrados en su figura. Lo que a priori parecía que iban a ser unas simples palabras de agradecimiento, acabaron convirtiéndose en la mayor declaración de intenciones producidas hasta la fecha por el prometedor futbolista galo. Nunca había hablado de su futuro y, tras una temporada decepcionante en París, dejó caer que podría hacer las maletas este mismo verano en busca de un nuevo proyecto.

Sus controvertidas declaraciones dieron rápidamente la vuelta al mundo. La perla por la que suspira media Europa había dejado su futuro en el aire con la apertura del mercado de fichajes a la vuelta de la esquina: "Creo que he descubierto muchas cosas aquí y quizás es hora de tener más responsabilidad. Quizá aquí en París, que lo haría con gusto, o quizá en otro lugar con un nuevo proyecto". Claro, sencillo y directo. Así se las gasta el joven Kylian Mbappé.

La tentación del Real Madrid

Son muy pocos los equipos que podrían hacerse cargo del gigantesco desembolso económico que requeriría su traspaso. Por no hablar de salario, primas e incentivos. El mayor postor, y seguramente el único que puede abordar una operación de estas características, sin incumplir el FairPlay financiero, es el Real Madrid. Ya intentó su fichaje hace varias temporadas y siempre ha mantenido una relación especial con el delantero. La vuelta de Zidane no pasó desapercibida para nadie y mucho menos para Mbappé, que desde niño ha manifestado su deseo por jugar algún día en el Bernabéu.

Mbappé celebra con rabia uno de sus tantos. Foto: PSG.
Mbappé celebra con rabia uno de sus tantos. Foto: PSG.

Los blancos vienen de cuajar una de las peores temporadas de su historia. La afición está disgustada y exigen el fichaje estrella que tuvo que llegar cuando Cristiano Ronaldo se fue a Turín. Es el único jugador por el que Florentino Pérez estaría dispuesto a tirar la casa por la ventana. Sin embargo, el jeque del PSG no se plantea un futuro sin Mbappé. Aunque ello conlleve convertirle en el futbolista mejor pagado del planeta y en el emblema del club por delante de un Neymar que a día de hoy duplica la ficha del francés. 

Premeditación o impulso 

No es casualidad que Mbappé haya hecho saltar ahora todas las alarmas y no hace tres meses. La temporada ya ha acabado y su porvenir es uno de los más enigmáticos del panorama futbolístico. Es consciente de que grandes clubes van a preguntar por él este verano. De igual manera, sabe que en el PSG no se ganan Champions como Ligas. También presupone -y hace bien- que le van a pagar todo lo que pida para que continúe el año que viene. La cuestión es la siguiente: ¿Quiere ser el mejor jugador o el más pagado?

Si Mbappé acepta la renovación millonaria que en las próximas semanas le va a ofrecer el conjunto galo, está claro que solo buscaba una significante mejora de contrato con sus declaraciones. Si, por el contrario, el delantero da un paso al frente y expresa su deseo de salir en busca de esos nuevos proyectos, lo que quiere es convertirse en el mejor jugador del mundo. Solo en el Real Madrid podrá desarrollar su potencial y asegurarse un hueco en el podio de los mejores de la historia. A veces el dinero no lo es todo. ¿O sí?