Comenzó un encuentro muy esperado en la isla de Tenerife. El reloj marcaba las 17:00 horas en los relojes de los aficionados chicharreros y las 18:00 en el de los carbayones, pero solo los primeros parecieron presentarse a un partido que podía acercar a ambos a los objetivos marcados.

El Tenerife salió con una marcha más

Notó el Real Oviedo el aluvión inicial canario, más acompañado de corazón que de ocasiones claras de gol, y lo hizo sobre todo en el tarjetero. Rápidamente, el centrocampista canterano del equipo asturiano, Jimmy Suárez, vería la cartulina amarilla por llegar tarde a una jugada a la que el colegiado riojano Soto Grado, decidió no aplicar la ley de la ventaja.

Además del dorsal número 34 del Real Oviedo, vieron la cartulina amarilla antes del descanso, su compañero en la sala de máquinas carbayona, Sergio Tejera, que a la postre sería sustituido, y Carlos Hernández, tras cometer la imprudencia del año, provocando un penalti que acabaría por abrir la lata y quitar una losa de encima a los locales, que se jugaban el descenso.

La acción en cuestión, tuvo lugar en la defensa de un saque de esquina a favor de los blanquiazules, pero pudo haberse señalado otra pena máxima bastante clara apenas cinco minutos antes, y también provocada por el central jienense, que no está cuajando el final de temporada que le gustaría.

Carlos Hernández conduce el balón ante la presión de Naranjo. | Imagen: CD Tenerife.
Carlos Hernández conduce el balón ante la presión de Naranjo. | Imagen: CD Tenerife.

La que finalmente sancionó el árbitro riojano fue la segunda de ellas, más sutil que la primera, pero igual de sancionable, por agarrar a un jugador atacante impidiéndole que rematara con comodidad. Tras unos segundos de desconcierto, en los que no se supo qué era exactamente lo que Soto Grado había sancionado, Carlos Hernández vio la amarilla y Suso Santana transformó, engañando bien a Nereo Champagne, el penalti y el primer tanto de la tarde.

Acto seguido se llegó al descanso, apenas cinco minutos después y el Oviedo seguía sin dar señales de vida, ni siquiera en una pequeña reacción para llegar con esperanzas al segundo acto.

Egea buscó la reacción sin éxito

Desde el banquillo se buscó la reacción y se retiró a un centrocampista para introducir pólvora arriba. Entró Ibrahima Baldé por Sergió Tejera, en una mezcla de afán por ir a por el partido y por proteger al catalán, que llevaba con tarjeta amarilla a sus espaldas desde el minuto 16.

Con la entrada de ‘la pantera’, el Oviedo volvía a su esquema habitual y, como no podía ser de otra manera, a su juego habitual. La cosa caía por su propio peso, como cayó también el segundo tanto, que daba ya prácticamente la tranquilidad a los de casa -más por las sensaciones que por el resultado- para colocarse cuatro puntos por encima de los puestos de descenso, marcados por un Rayo Majadahonda que se complicó la vida ante el Córdoba en la noche de ayer, algo que favoreció a los de Luis César Sampedro.

La jugada vino provocada por una falta de contundencia impropia de un equipo que se está jugando lo que se está jugando, y acabó con un centro lateral que remató a la red Carlos Ruiz, a placer, con un potente, aunque centrado testarazo.

Tocaba remar y de nuevo sin juego, se trató de meter pólvora arriba con la entrada de un extremo desequilibrante como es Omar Ramos, que no había tenido muchas oportunidades por culpa de las lesiones, y el exjugador chicharrero fue el que más lo intentó.

El Real Oviedo recortó diferencias

Acto seguido, apenas unos minutos más tarde, el colegiado señaló otro penalti más, en la misma portería pero esta vez a favor del equipo carbayón. Tras consultar la jugada con su asistente número 2, acabó por señalar el punto fatídico y Joselu, por transformar un penalti muy mal tirado pero que acabó por recortar distancias en el electrónico del Heliodoro.

Sin embargo, así se iba a quedar, por más ataques carbayones sin criterio, ni contras canarias que hubiese en los últimos diez minutos de partido. Los tres puntos se quedaron en casa, de forma merecida, para tranquilidad de unos y para desesperación, una vez más, de otros.

A falta de seis puntos por disputarse, el Real Oviedo se queda a cuatro de entrar en puestos de promoción, por lo que podría decir adiós matemáticamente a las opciones de acceder a ellos, de no hacer los deberes frente al Rayo Majadahonda, la próxima jornada en el Carlos Tartiere.