El Granada CF ha realizado una gran temporada en su segundo año consecutivo en Segunda División. Con la lección aprendida y con mucha cautela, el equipo granadino decidió ir 'pasito a pasito', como ha indicado su nuevo entrenador, Diego Martínez, quien ha logrado que la afición recupera la ilusión por un equipo que ha sido precisamente eso, un EQUIPO, en mayúsculas. Con trabajo, lucha y humildad, los rojiblancos han sido capaces de lograr un sueño, el del ascenso a Primera División. La promesa del presidente y dueño del club granadino, John Jiang, se cumplió y el equipo regresa, dos años después, a la máxima categoría del fútbol español. 

El inicio del cambio

El club granadino empezó a planificar la temporada 2018/19 con objetivos mucho más humildes tras una campaña complicada, en la que no logró el objetivo del ascenso. Con un presupuesto mucho más reducido, al no contar ya con la ayuda tras el descenso, lo primero que los dirigentes hicieron fue reestructurar la dirección deportiva y prescindir de Manolo Salvador como director deportivo. Los fichajes los dejaron en manos del grupo Hope y con mucho más protagonismo para Fran Sánchez, el gerente deportivo. Así, el Granada CF empezó a buscar en el mercado, pero con menos presupuesto. La primera incorporación fue la del entrenador. El club apostó por un técnico menos contrastado que los nombres que se barajaban, pero que había dejado buen recuerdo en todos los equipos que había entrenado. Ese entrenador fue Diego Martínez, un gallego enamorado de Granada, donde estudió y empezó a dar sus primeros pasos como técnico.

La intermediación de Diego Martínez a la hora de incorporar a algunos jugadores fue clave. Como había entrenado al filial del Sevilla FC consiguió muy buenas relaciones tanto con jugadores como con la directiva sevillista, lo que facilitó mucho la llegada a Granada de futbolistas como Alejandro Pozo o Fede San Emeterio. 

El Granada CF incorporó a siete jugadores en total. A los mencionados Pozo (cedido por el Sevilla FC) y Fede San Emeterio (cedido por el Real Valladolid) se unieron  Jose Antonio Martínez (cedido por el Eibar), Álvaro Vadillo ( SD Huesca), Rodri Ríos (Cultural y Deportiva Leonesa), Fede Vico (cedido por el Leganés) y Nico Aguirre (cedido por el Chongqing Lifan).

A esos fichajes se sumó también Fran Rico, que regresaba de su cesión en el Eibar lesionado, y los canteranos Aarón Escandell, Adri Castellano y Jose Antonio González, que ascendieron del filial al primer equipo. La plantilla la completó Pablo Vázquez, que en el mercado invernal de la anterior campaña se había ido cedido al Alcorcón, donde no tuvo mucho protagonismo.

El equipo de Diego Martínez echó a andar con una pretemporada en la que solamente sufrió una derrota. Fue en el enfrentamiento ante el Málaga CF en el trofeo veraniego de la Ciudad de Granada , que perdió en los penaltis.

Un comienzo con algunas dudas

La temporada empezó con dos empates para el equipo nazarí: 0-0 en casa del Elche y 1-1 ante el Lugo en el Nuevo Los Cármenes. Esos resultados empezaron a generar algo de dudas, pero la situación mejoró en las jornadas posteriores. El Granada logró tres victorias consecutivas contra Osasuna, Extremadura y Rayo Majadahonda. Después, visitó Riazor, donde por pequeños errores puntuales cosechó la primera derrota, por 2-1, ante el Deportivo

Foto: La Liga
Foto: La Liga

Tras ese tropiezo en Riazor, el equipo nazarí volvió a emplearse a fondo y logró encadenar tres victorias consecutivas contra el Córdoba, el Reus y el Mallorca. El equipo gustaba y la afición estaba totalmente conectada y unida. Incluso cuando llegaron las derrotas, como la sufrida en Santo Domingo ante el mejor Alcorcón de los últimos años. 

El Granada CF competía en cada partido, dejaba buena imagen, y se recuperó de esa derrota con la suma de dos victorias seguidas más: contra el Almería en casa y contra el Zaragoza en un feudo, el de La Romareda, donde el Granada solía naufragar. Pero luego, el equipo entró en una pequeña crisis ya que no pudo ganar en tres encuentros. Empató ante el Numancia en casa y también contra Las Palmas. Además, sufrió la tercera derrota de la temporada y la primera en el Nuevo Los Cármenes, ante el Real Sporting, un rival directo. 

El primer 'pinchazo' en casa no afectó al equipo que, en la siguiente jornada, conquistó La Rosaleda. Un gol de Montoro le bastó para llevarse los tres puntos y celebrarlo junto a la afición desplazada. Con la moral por las nubes, los rojiblancos sumaron dos triunfos más. Se impusieron al Nástic, en su estadio, y también al Real Oviedo, en casa.

Foto: Antonio L. Juárez
Foto: Antonio L. Juárez

El equipo de Diego Martínez no pudo sumar una victoria más para cerrar el año, pues pese a adelantarse con un gol de Antonio Puertas, empató contra el Tenerife en el último minuto.  A pesar de todo, los rojiblancos, con 38 puntos, terminaron el año líderes por el resultado de sus rivales directos y, lo más importante, con buenas sensaciones tras demostrar ser un equipo competitivo y sólido en defensa.

Defensa del liderato para iniciar el año

El Granada CF empezó 2019 defendiendo el liderato de Segunda. Los rojiblancos recibieron en el Nuevo Los Cármenes al Albacete, por entonces segundo clasificado. El encuentro terminó con empate a uno. El conjunto manchego se adelantó con un gol de Bela y Fede Vico empató en el tramo final del encuentro, por lo que el Granada logró conservar el liderato.

El conjunto nazarí visitó después el Ramón de Carranza para medirse al Cádiz. Y allí sumó su tercer empate consecutivo tras terminar el encuentro como empezó. La única victoria en el mes de enero de los rojiblancos fue contra el Elche, el 21 de enero, en un partido en el que destacó Ángel Montoro. La 'brújula' del Granada CF consiguió un doblete en un partido que finalizó con 2-1 en el marcador. En el último encuentro del mes, los rojiblancos empataron a cero contra el Extremadura, partido en el que fue expulsado Fede San Emeterio con tarjeta roja directa, en el minuto 37. El Granada, con diez, no pudo superar a un Extemadura encerrado que dio el empate por bueno.

Fuera del ascenso directo

El Granada CF llegaba al ecuador de la temporada sobrepasando las previsiones, sin embargo, en la jornada 24 se enfrentaba a Osasuna en un partido que albergaba la lucha por los puestos de ascenso directo y el liderato. Los granadinos llegaban al Sadar con buenas sensaciones fuera de casa, pero cayeron derrotados por un Osasuna que dio una imagen de equipo ganador e invencible en su feudo. No había tiempo para pensar en la derrota en Pamplona y había que preparar el partido en Los Cármenes frente al Deportivo, un partido también importante por la lucha de la segunda posición. La victoria cayó en manos de los gallegos en un mal partido de los de Diego Martínez, que abandonaban los puestos de ascenso directo. Esta derrota sumada a la anterior y al empate cosechado frente al Extremadura, sumergían al Granada CF en, quizás, la etapa más dubitativa de la temporada.

Punto de inflexión en Córdoba

A partir de esta derrota frente al Deportivo, el equipo logró cambiar la dinámica negativa, enlazando un total de cinco jornadas sin perder. El equipo se desquitó venciendo, con remontada incluida, al Córdoba por 1-2 en uno de los mejores partidos que se recuerdan de Fede Vico. Tras la jornada de descanso, el equipo goleó de nuevo a domicilio, consiguiendo una gran victoria por 0-3 frente al Rayo Majadahonda, un partido que confirmaba la mejoría del equipo, aunque la confirmó aún más la victoria por 1-0 la semana siguiente al Real Zaragoza en un partido destacable por la unión de la afición y el equipo, sobre todo en los momentos finales.

El equipo demostraba jornada a jornada el porqué de su posición en la tabla, luchaba hasta el final, hasta el último minuto, eso se pudo visualizar en el partido frente al Almería que acabó con empate a 0-0 y el siguiente frente a Las Palmas en Los Cármenes que, pese a que se puso en contra, el equipo sacó esa lucha que siempre ha demostrado, esa capacidad de sobreponerse a las adversidades, y que le sirvió para empatar el partido en los últimos minutos gracias al gol de Quini.

Foto: Antonio L. Juárez
Foto: Antonio L. Juárez

Objetivo cumplido, tiempo de soñar

El Granada CF llegaba a las últimas 10 jornadas con el objetivo de la salvación cumplido, en puestos de ascenso directo y dando una buena imagen que invitaba a la afición a soñar por el ascenso. Las aspiraciones de los granadinos se chocaron en la jornada 32 con la derrota frente al Numancia por 2-1, un mal partido que desencadenaba en una derrota inesperada, pero que, a su vez, sirvió para demostrar lo difícil que es la categoría.

El equipo afrontaba la jornada siguiente ante el Málaga sabiendo la importancia que tenía para sus aspiraciones. Los Cármenes recibieron a los locales como si de una final se tratara, mientras que el Málaga estaba arropado por los 3.000 aficionados que acudieron. El partido transcurrió con la tensión que se esperaba, pero se lo terminó llevando de nuevo los rojiblancos tras un gol tempranero de Puertas. Una victoria que servía para poner tierra de por medio con el tercer clasificado y asentarse en la segunda posición, pero esa distancia no duró mucho, pues la siguiente jornada el equipo cayó derrotado en el Molinón con el Sporting por 1-0, en un partido que de nuevo surgieron dudas debido a la falta de gol que hubo. Esta derrota, a falta de siete jornadas para el final, fue la última de la temporada.

La campaña estaba llegando a su final, y el Granada CF seguía luchando por los puestos de ascenso directo, algo por lo que nadie apostaba a inicios de temporada. Los rojiblancos afrontaban los últimos partidos de la temporada con gran nivel, con solidez y, sobre todo, con mucho oficio, encarrilando partidos ante rivales como Lugo o Nástic con mucha superioridad y tranquilidad, y midiéndose a rivales como el Real Oviedo en el Carlos Tartiere con mucha fortaleza, compitiendo en uno de los campos más complicados y siendo durante una parte del partido superior. Ese partido acabó con el resultado de empate por 1-1 tras el gol de Ibra para los asturianos, que equilibraba el gol de Vico. Un empate a domicilio no era mal resultado, pero tal como había estado el partido y como se habría puesto la clasificación, con medio ascenso en el bolsillo, este empate supo agridulce.

Un final exigente y mágico

Tras el empate en Oviedo, solo quedaban cinco jornadas para el final de la liga regular. Al Granada CF le quedaba un final muy exigente, teniendo que medirse al Tenerife, Albacete, Cádiz, Mallorca y Alcorcón. El primer rival fue el Tenerife, que llegaba a Los Cármenes con la intención de puntuar para alejarse de los puestos de descenso. El resultado de 2-1 fue poco significativo para el juego de ambos conjuntos, ya que el predominio de los locales en juego y ocasiones no se transformó en goles. Por su parte, el Tenerife, en una ocasión aislada, puso en jaque en los últimos minutos finales a la defensa granadinista, pero el equipo rojiblanco sacó este partido con mucho oficio.

Foto: Antonio L. Juárez
Foto: Antonio L. Juárez

Tras este encuentro, llegó el partido más importante de la temporada, frente al Albacete en el Carlos Belmonte, una victoria supondría distanciarse a seis puntos del conjunto manchego, lo que sería medio ascenso. La afición, pese a ser el encuentro un lunes a las 21:00 horas, respondió con nota y acudieron sobre 700 aficionados. El partido fue muy complicado para los intereses andaluces. El Albacete, sobre todo en la primera parte, acechó con mucha fuerza la portería de Rui Silva, pero el equipo aguantó de nuevo con mucho oficio esos momentos tan complicados, y en la segunda parte llegaron las ocasiones y el gol decisivo de Ramos que supuso tres puntos de oro y medio ascenso.

Foto: La Liga
Foto: La Liga

La victoria en el Carlos Belmonte supuso que toda la ciudad de Granada creyera que el ascenso se iba a conseguir. La ciudad de la Alhambra respiraba esa ilusión y esperanza que hacía mucho tiempo que no había. Pero había que completarla ganando el partido frente al Cádiz para tener el ascenso matemático. El enfrentamiento frente al conjunto gaditano en Los Cármenes fue una nueva final en la que el estadio se llenó y la afición lo dio todo, pero el gol de Aketxe que significaba el empate para el Cádiz supuso un jarro de agua fría para los granadinos, que tenían que esperar para consumir el ascenso, finalmente se consumó una semana más tarde en Mallorca, en un partido que se aplazó del domingo al martes tras la muerte del futbolista José Antonio Reyes en un accidente de tráfico. Muchos granadinistas no pudieron estar en Son Moix tras este cambio, pero sí algunos otros que disfrutaron de un partido inolvidable tras lograr el ascenso a Primera.

El equipo granadino tenía que ganar o incluso le servía el empate o la derrota en caso de que el Albacete hiciera lo mismo, y de nuevo, pese a que las cosas se pusieron difíciles, el Granada CF sacó ese oficio, esa fuerza de voluntad, y aunque el resultado en Albacete les beneficiaba de cara al ascenso, Fede San Emeterio marcó el gol del empate que sentenciaba el ascenso, el premio a una temporada muy regular y sin poder poner apenas peros.

Foto: Pepe Villoslada / Granada CF
Foto: Pepe Villoslada / Granada CF

Tras el empate en Son Moix, Granada fue una ciudad de fiesta volcada con el éxito del equipo, con festejos durante toda la semana y, en el último partido frente al Alcorcón, en el que también se impusieron los rojiblancos, con el resultado de 2-1, cerraron con victoria una temporada de ensueño y que se recordará durante mucho tiempo.

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