El enésimo enfrentamiento entre el Concello de Vigo y el Celta por el estadio Abanca Balaídos ha tenido lugar en las últimas horas a causa del insuficiente espacio entre las nuevas butacas instaladas en río bajo que incomodarán a los espectadores durante toda la temporada.

Según se ha podido ver en imágenes colgadas en Twitter por peñistas del club, invitados al estadio por parte del Celta, para que comprobasen el resultado de la obra llevada a cabo por el Concello, el espacio ente espectadores será muy reducido y el hueco de las piernas con la fila de delante será del todo insuficiente. Además, también se han reducido el número de asientos con lo que el club tendrá que reubicar a algunos abonados pese a su antigüedad en nuevas localizaciones.

Esto ha causado un revuelo que el Celta ha querido zanjar, o más bien desviar, a través de un comunicado oficial en el que acusa al Concello de actuar de forma autónoma, al margen del club, y anuncia que ya ha remitido al ente público un informe con las deficiencias detectadas para que se subsanen lo antes posible.

Por su parte, el Concello quiere que las miradas estén puestas en el Celta alegando que se han ceñido al proyecto presentado y que no había habido ninguna objeción por parte del club hasta que las obras se habían finalizado.

En los próximos días volarán reproches de unos hacia otros, intentarán hacer ver que la culpa es del de enfrente y harán lo posible por presentarse como víctima y al opuesto como verdugo. Lo único cierto es que el abonado, en particular, y los celtistas, en general, sufrirán de nuevo las discrepancias del presidente del club con el alcalde de la ciudad y tendrán que soportar una temporada más los asientos incómodos, las obras en sectores de las gradas o las puertas de entrada colapsadas en cada partido.