Finalizó la preparación del Real Madrid en este verano y lo hizo, otra vez, con malas sensaciones en el Olímpico de Roma. Porque los blancos no fueron capaces de derrotar al conjunto italiano en unos noventa minutos que sirvieron para vislumbrar las carencias del grupo. Muchas dudas quedan presentes en el equipo de Zidane, quien no ha sabido dar con la tecla todavía para espabilar a los suyos. Entre probaturas y sus nuevas piezas o esos jugadores que se asomaron ya la temporada pasada, las conclusiones son preocupantes. 

Queda menos de una semana ya para que arranque el curso liguero 2019/2020 y el entrenador francés quiere que sus pupilos puedan competir, como aseguró ante los medios en el anterior encuentro frente al Salzburgo. Pero el cómo van a conseguir ese objetivo es una pregunta pendiente de contestar por cuerpo técnico y jugadores. De momento, este último amistoso en la Mabel Green Cup no invita al aficionado al optimismo. Se vieron goles en contra, desajustes, falta de control e incluso escaso nivel de los grandes fichajes actuales. 

Innovaciones con el esquema, las justas

Ante el conjunto romano, Zidane repitió la idea del último choque, la cual funcionó regular. Pero claro, en esta ocasión el rival era más poderoso y se notó. El esquema 5-3-2 fue un caramelo para los atacantes, que encontraron a las espaldas de los tres centrales sus opciones de peligro. Numerosas llegadas con remate final o casi inquietaron a Courtois, que también tuvo que emplearse en chuts desde lejos. Difícil batirle por alto, pero estaba teniendo trabajo.

Al Real Madrid le costaba mucho salir jugando, por la alta presión rival y la escasez de soluciones desde medio campo para arriba. Allí donde ni Hazard ni Benzema podían aparecer, solos ante toda la zaga rival. El francés debía multiplicarse mientras a Modric le tapaban toda opción de que entrase en juego. Así, imposible. Las únicas posibilidades residían en los carrileros. Por esa vía marcó Marcelo en una jugada puntual donde los blancos pudieron plantarse en superioridad.

Sin embargo, el plan de 'Zizou' seguía teniendo sus agujeros. Por eso marcaron Perotti, a los veinte minutos del 0-1, y Dzeko, a tan solo sesenta segundos del tanto de Casemiro en jugada de estrategia. Sin el control claro del esférico ni del partido, tampoco sorprendía ese devenir en una primera mitad de goles e idas y vueltas. El entrenador galo quiere innovar, proponer algo nuevo, distinto. Pero que su equipo se adapte a un sistema así no es tan sencillo y menos tan pronto. Innovaciones, las justas, en un Real Madrid que no se reencuentra. 

Bajo rendimiento y algunos brotes verdes

A esa solución adoptada pero poco pulida, se le suma el rendimiento bajo de algunos hombres llamados a ser claves esta temporada. Si bien es cierto que la alineación no benefició al juego de algunos de ellos, en la segunda mitad, con el regreso al 4-4-2, sí aparecieron. No obstante, sin determinación final. Porque el Real Madrid mejoró bastante tras el descanso en el Olímpico de Roma, pero le faltó gol. Courtois no tuvo casi trabajo, pero sí el portero local. 

Vinicius Jr dando un pase / Foto: Real Madrid
Vinicius Jr dando un pase / Foto: Real Madrid

Ahora bien, ni Jovic ni Vinicius Jr estuvieron precisos, sobre todo el delantero serbio, quien disfrutó de hasta tres disparos claros para marcar. Lo hizo todo bien menos eso, mientras que al joven brasileño le sigue fallando la toma de decisiones acertadas, los pases y la definición. En resumen, se podría decir que todo lo que gana con sus cualidades de crack, luego lo pierde al no ser preciso. Por su parte, a Hazard le falta ser más determinante, algo ya visto en otros duelos. 

Menos mal que también hay algunos brotes verdes como los que ofrecieron Militao -firme y atento- Casemiro -imprescindible- Isco -vital para el juego blanco- u Odriozola, un puñal por la banda. Tras el fin de la preparación, a Zidane le queda trabajo por delante para encontrar la tecla, pulsarla y que el barco 'vikingo' vaya viento en popa. 

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