Dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Pues bien, eso mismo debieron pensar los jugadores del Rayo Vallecano B al acabar la final de la segunda edición de la Copa RFFM en el campo federativo García de la Mata, ya que su equipo perdió por segunda vez consecutiva el trofeo en la final. Si en la primera edición su verdugo fue el filial del Alcorcón, al perder contra ellos en penaltis, en esta ocasión fue el CD Móstoles URJC, conjunto que hoy volvió a mostrar la típica cara ordenada del año pasado, en la que ganaban la mayoría de sus partidos por la mínima y dejaban la portería a cero.

Empezó dominando el Rayo B

Con un campo bastante lleno si se considera que el partido se disputó en Madrid, en agosto y, si todavía esto fuera poco, en pleno puente de la Virgen de la Paloma, el conjunto comandado este año por Ángel Dongil salió como una apisonadora y comenzó llevando el peso del encuentro en su totalidad en los primeros diez minutos. Un cabezazo del 9 del filial rayista en los primeros sesenta segundos hacían presagiar que Aitor tendría bastante trabajo que hacer en su área. Y así fue, ya que inmediatamente después de la primera ocasión del Rayo B, Javi Rubio se internaba hasta el fondo por banda derecha para meter un centro raso al área pequeña donde, inexplicablemente, Álvaro Juan no conseguía introducir el balón en la red mostoleña, gracias en parte a una intervención magnífica del portero azulón.

Sin embargo, la polémica ya estaba servida, pues algunos jugadores rayistas se fueron hacia el colegiado de la mañana, Miguel Gómez Blázquez, para reclamarle que el balón había entrado por completo, algo que éste no pareció opinar, pues no dio validez a ese gol fantasma. Antes de los cinco minutos, Cano tuvo otra gran oportunidad al realizar un gran disparo desde la banda izquierda, que se hubiese colado si Aitor no hubiese mandado desviado con una gran parada el balón a córner.

De repente, reaccionó el Móstoles

Después de una entrada bastante fea con los tacos por delante de Félix Ledesma, que le costó la única amarilla del partido, el conjunto del sur de Madrid despertó de golpe y volvió a ser el equipo que todos pudieron ver durante la pretemporada. Dos disparos desde la frontal, primero de Portilla y después de Chupe, ambos sin peligro, hicieron no relajarse a la zaga del filial rayista. Sin embargo, ésta no pudo evitar el primer tanto del choque en el minuto 19, cuando Chupe le dio un pase al hueco perfecto a Portilla que lo dejó sólo delante de Daniel Merino, el cual únicamente pudo ver como el ex del Unión Adarve regalaba el gol a Salmerón, que empujaba el balón a la red para hacer el primer tanto del partido.

Después del gol, las fuerzas se igualaron. El Rayo B intentaba cargar todo su juego y peligro por la banda derecha, con Javi Rubio y Aguirre como protagonistas, mientras que el CD Móstoles URJC concentraba todas sus posibilidades de ataque en enviar pases al hueco y balones largos a su delantero centro, Aitor Asensio. La única jugada de peligro en este tramo tuvo como protagonista a Álvaro Juan, que se revolvió con el esférico en el área mostoleña y disparó por encima del travesaño. Justo antes de finalizar el primer tiempo, el autor del único gol del partido, Salmerón, fue atendido por molestias físicas y tuvo que ser sustituido al descanso.

La segunda parte fue de pocas ocasiones

En el segundo tiempo, el encuentro fue igual de intenso que en el primero. Sin embargo, los porteros tuvieron que emplearse a fondo en menos ocasiones, pues los disparos a puerta y las jugadas de peligro disminuyeron notablemente por parte de ambos conjuntos. El equipo de Ángel Dongil dio salida a tres jugadores al mismo tiempo desde el banquillo, intentando con esto crear más peligro con sus ataques. Prueba de elllo, Cano y el recién salido Carlos comenzaron a intercambiarse constantemente en las posiciones de delantero centro y extremo izquierdo, todo ello con el firme objetivo de que el primero desbordase con su gran capacidad de regate por la banda y el segundo aportase centímetros a la hora de cabecear centros laterales al área. A la hora de partido, la estrategia rayista se confirmó, ya que entró en el Rayo B Diego por Manu, sumando con ello la entidad más centímetros arriba, pero perdiendo a la par calidad en el centro del campo.

En el ecuador del segundo tiempo, se vieron las tres ocasiones más claras. Primero, Cano, el mejor probablemente del filial del Rayo Vallecano, se adentró hacia el interior del campo desde la banda izquierda y disparó desde la media luna, haciendo despejar de puños a Aitor. Un minuto después, Portilla hizo lo propio desde la frontal del área, obligando también a Daniel Merino a hacer otra buena parada. Y poco después, Mozo enviaba un buen balón a la banda izquierda para que el recién incorporado al campo, Cortázar, corriese con el esférico por el carril izquierdo, para enviarlo posteriormente por encima del larguero.

El Rayo B lo intentó en los últimos compases

El Rayo B intentó a la desesperada marcar el gol que mandase el partido a los penaltis, a través de balones largos y centros laterales a los delanteros, pero después de un córner mal rematado por los jugadores rojiblancos en el descuento, el árbitro señalaba el final del choque, pudiendo celebrar así el conjunto mostoleño el primer título oficial en sus 23 años de historia y el gran estado de forma en el que llega al primer partido de liga del Grupo VII de Tercera División, que disputará ante el AD Torrejón el próximo domingo 25 de agosto en El Soto. Por su parte, el Rayo B tendrá que debutar esta temporada en competición liguera ese mismo día fuera de casa, en el Amelia del Castillo, ante el Club Atlético de Pinto.