El delantero marbellí que debutó anotando ante el Villarreal en casa, fue uno de los artífices de la clasificación bética para la Europa League de la temporada pasada.

La visión de juego, la claridad de cara a portería, y su movilidad entre los centrales, llamaron la atención del entonces técnico bético, Quique Setién, después de conseguir ser el máximo goleador en sólo media temporada con el Betis Deportivo a las órdenes de José Juán Romero.

Que se le caían los goles era tan evidente que cupó la titularidad en la delantera bética la mayoría de los partidos, dejando en el banquillo a hombres como Tony Sanabria o Sergio León.

Ese protagonismo, ya en temporada con competición europea, se transformó en exigencia. Una presión que Loren fue sufriendo conforme avanzaba la temporada.

Si el Betis tenía problemas con el gol, el problema de Loren como delantero y titular, era mucho más grave.

Ocasiones que en otros partidos había materializado, no entraban y así pasaban las jornadas.

La confianza o, tal vez, el hecho de que el míster no quisiera desmoralizarlo aún más, todavía sometían más presión al canterano del Betis, de tal manera que finalizó la temporada que a lo largo de tres competiciones, sólo anotó ocho goles y dio cuatro asistencias.

En la temporada actual, el Betis ha fichado a Borja Iglesias, y ésta parece ser la acción que desbloquea mental y deportivamente a Loren. Cuando se incorporó al gallego como el delantero titular de los de Heliópolis, el canterano aparentemente toma un papel más secundario y discreto, y su trabajo vuelve a ser progresivo.

Su gol ante el Valladolid después de salir por la lesión de Borja, y sobre todo, su excelso partido ante el FC Barcelona, demuestra que el Loren Morón que maravilló hace dos años, está de vuelta.

No son pocas las voces que hablan de alinear a Borja Iglesias y Loren en un sistema que lo permita, pero en el peor de los casos, será Rubi quien tendrá que elegir entre su delantero fetiche y el jugador más enchufado de la plantilla.