VAR (Video Assistant Referee). En teoría, un instrumento para minimizar los fallos y hacer más justo el fútbol. En la práctica, esta herramienta se introduce en la Liga SmartBank marcando diferencias entre los propios equipos y estableciendo categorías en función de la "importancia" del choque, lo cual denota lo siguiente: unos equipos importan más que otros. Esto es así. Por ejemplo, el Tenerife- Numancia contó con ocho cámaras para revisar las jugadas polémicas, lo que ralentizó en gran medida revisiones a cargo de la sala VOR. Hasta siete minutos de prolongación tuvo el encuentro donde hubo dos jugadas cuya deliberación se prolongó más de un minuto.

Cuatro categorías en Primera y dos en Segunda

La Liga Santander establece hasta tres categorías para el VAR. Desde la categoría AA, donde ubicaríamos un Real Madrid-Barcelona, que cuenta con 30 cámaras, hasta la categoría C, donde únicamente hay 14 cámaras. Esto repercute no solo en la claridad con la que pueden decidir los colegiados sino en la rapidez con la que lo hacen, lo cual ralentiza excesivamente el ritmo del partido y es un hándicap para ambos equipos a la hora de imprimir un juego continuo, saliendo perjudicado normalmente el equipo que va por detrás en el marcador, el que tiene más prisa.

En Segunda División también hay diferencias. La Liga SmartBank establece dos categorías, la D, con diez cámaras, y la E, únicamente con ocho objetivos. Esto se pudo comprobar el pasado domingo en el encuentro del Heliodoro Rodríguez López, que enfrentaba a Tenerife y Numancia. En el choque, el colegiado tuvo que revisar el gol de Higinio y el posible tanto de Malbasic durante más de un minuto cada uno, lo que desesperó tanto a jugadores como aficionados.

Teniendo en cuenta que la competición debe ser igual para todos los equipos llama poderosamente la atención que desde la Federación Española de Fútbol se establezca este diferencial entre encuentros de la misma categoría. ¿Dónde esta la justicia que tanto quieren buscar?

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