Jornada 3 de la temporada 19/20. El Albacete visitaba al Real Sporting de Gijón, formando con el mismo once titular que en la jornada anterior, con la idea en mente de dar progresión a la aparente mejoría que el conjunto estaba mostrando, y dejando atrás aquel doloroso 3-0 en Almería.

Comenzaba el encuentro con ambos equipos muy parejos, si bien se denotaba falta de rodaje, por parte de ambos, en las distintas facetas del juego, las imprecisiones y los cambios de posesión eran constantes. Por parte del cuadro manchego, Karim Azamoum volvió a ser el nervio inquieto y voluntarioso del equipo, a la vez que Álvaro Jimenez y Dani Ojeda intentaban internarse por los costados.

La nota negativa era la poca presencia de jugadores que están llamados a ser fundamentales en el esquema de Luis Miguel Ramis, como son Zozulia y Olabe, encontrándose este último desorientado con demasiada frecuencia. Por suerte, si estaba fino Barri, que se desenvolvió bien en su función de stopper, y ayudado por Gorosito y Arroyo en la retaguardia, desbarataba las internadas contrarias cada vez que estas se producían. Tal era el rigor defensivo que apenas tuvo trabajo que hacer el guardameta Tomeu a lo largo del primer tiempo.

Pero fue empezar la segunda parte, y recordar que el equipo asturiano está llamado a situarse en la parte alta de la tabla. Tras unos vaivenes de ambos conjuntos, llegaba el primer tanto del equipo local por parte de Pedro Díaz en el 56’, siguiéndole poco después otro disparo ajustado al palo de Manu García en el 75’.

En ningún momento se le vio al Albacete capacidad de reacción, ahondando aún más las dudas del respetable respecto a la plantilla confeccionada por Mauro Pérez, y si bien es pronto para poner el grito en el cielo, la incapacidad de marcar y la contundente derrota suponen el segundo jarro de agua fría de la temporada para los albacetistas.