Si bien las caras nuevas son la parte más atractiva del mercado de fichajes, las salidas son la parte necesaria para que puedan llegar dichos refuerzos, y en el Celta se han atascado durante todo el verano, ya que uno de los objetivos principales era aligerar masa salarial, y ha costado mucho encontrar compradores para los descartes celestes.

Un ejemplo es Claudio Beauvue, ya que apenas ha recibido ofertas satisfactorias, y parece que la única opción para su salida será una rescisión de contrato para que el de Guadalupe se busque equipo en el extranjero que le pueda inscribir esta temporada.

Diferente es la situación de Pione Sisto, que ha recibido ofertas atractivas para el Celta, pero que han sido rechazadas por el propio jugador, que parece empeñado en seguir en Vigo pese a haber ido perdiendo peso en la plantilla durante los últimos años.

Ante estas dos situaciones, el Celta amenaza con repetir la situación que el año pasado vivió Radoja, entrenando con el equipo, pero teniendo prohibido por el club participar en ningún encuentro. Esta situación sería nefasta para ambas partes, pues los jugadores perderían visibilidad de cara a un futuro mercado de fichajes, como le pasó al serbio, que sonaba para el Betis y este año firmó con el Levante. Además, el club estaría obligado a pagar la ficha de los futbolistas apartados sin poder contar con su potencial, malgastando así parte de la masa salarial.

No obstante, las situaciones de Pione y Claudio son diferentes a las de Radoja, ya que el club contaba con el mediocentro para el futuro del equipo, y el serbio decidió no renovar cuando le quedaba un único año de contrato, por lo que se optó por el castigo de la grada. En las próximas horas se resolverán estas situaciones y por el bien del Celta y de su vestuario, se espera que el extremo danés esté habilitado para Escribá y que el delantero de Guadalupe rescinda su contrato y busque nuevo equipo.