El conjunto cántabro apostó por el famoso 4-4-2 que le dió la que hasta ahora ha sido su única victoria en la competición, con 4 cambios respecto al once habitual. Barral, Nkaka, Carmona y Olaortua volvían a la titularidad.
El pitido inicial dejó ver a un equipo local que quiso salir a morder y atacar primero, pero una jugada aislada dió lugar al primero de la tarde, éste de la cabeza del exracinguista Stuani, el cual se disculpó con la que fue su afición en la temporada 11/12. El gol del delantero charrúa a centro de Jozabed en el minuto cinco desarmó cualquier tipo de planteamiento que los cántabros tuvieran para el encuentro.
A los catalanes les salía de todo a base de triangulaciones entre los medios y los delanteros, originando así un juego fluido que desbordaba a la zaga racinguista una y otra vez. Pero pese al resultado y la falta de ideas, los de Ania tiraron de coraje para acabar mejor que el Girona la primera parte, apretando y metiendo en su campo a los de Unzué con un juego muy directo.
En la segunda parte el equipo visitante salió mejor al terreno de juego consiguiendo encerrar al Racing en su campo, el cuál se revolvió y estrelló un balón en la madera a través de un derechazo a la media vuelta de David Barral que hizo temblar al estadio entero en el 63. Pero ahí se acabó el partido para los locales, tras el poste el entrenador intentó seguir agitando el gallinero con la entrada de Sergio y Nuha, pero los visitantes aumentaban su ventaja con Gumbau en el 70.
En El Sardinero ya sólo se podía ver a un Racing con más alma que juego, que ni siquiera con Cejudo sobre el césped fue capaz de controlar los últimos minutos de partido, lo cual originó el definitivo 0-3 de Granell en el 86 con un zurdazo desde fuera del área.
Dura derrota en casa que sitúa al Racing en el puesto número 18 de la clasificación gracias a un cuádruple empate a 8 puntos con el Málaga, el Deportivo y el Mirandés tras 10 jornadas jugadas.