Nunca una fecha tuvo tanto que celebrar. Inmersos en plena Guerra de Sucesión en España, en 1702 concluía la construcción de la Masía de Can Planes, una antigua casa de campo que pasaría a manos del FC Barcelona en 1950. Custodiando con elegancia el levantamiento del Camp Nou, la finca se convertía en el taller de excepción sobre el que planear las directrices del coliseo azulgrana y un lugar de recibimiento para el sinfín de autoridades que asomaban por entonces. Edificado el imponente templo azulgrana en 1957, la Masía de Can Planes cerraba sus puertas en busca de un nuevo destino que estrechar.

Inactiva y sin oficio, en 1966 el edificio se remodelaría bajo la presidencia de Enric Llaudet, pero no sería hasta la llegada de Josep Lluís Nuñez cuándo La Masía iniciaría su andadura en el club catalán. Reformada y ante un escenario inmejorable, el 20 de octubre de 1979 el presidente azulgrana la inauguraba como residencia oficial y academia formativa para los jóvenes futbolistas del FC Barcelona con domicilio lejos de la Ciudad Condal. Exultante, marcando una época, 40 años después La Masía sigue tejiendo con mimo los sueños de aquellos que anhelan delinear sus fantasías cerca del Camp Nou.

Més que un club

Adaptándose a los tiempos y al crecimiento enérgico del club, el 30 de junio de 2011 la Masía de Can Planes sellaba definitivamente sus puertas de hierro trasladando su actividad al nuevo centro: La Masía-Centre de Formació Oriol Tort, ubicada en la Ciutat Esportiva Joan Gamper en Sant Joan Despí. Evolucionando pero sin perder su esencia, la directiva anunciaba que la antigua masía volvería a convertirse en sede social del club en un gigantesco proyecto incluido en el afamado ‘Espai Barça’.

Pese a que a algunos todavía les resuena extraño, las señas de identidad del FC Barcelona siempre se han encaminado más allá de lo puramente deportivo. Formando a los jóvenes en valores y descubriéndoles el mundo a través del cristal barcelonista, desde la residencia del club se prioriza en la enseña de unos ideales basados en el respeto y la humildad como principal bandera. Elogiada mundialmente como una de las mejores escuelas deportivas del panorama, La Masía se constituye como un pilar básico en la columna vertebral del club catalán. Nada de lo que sucede en los entresijos del Camp Nou se entiende sin su existencia.

Encumbrado como un brillante obrador de orfebrería, la residencia acunaba entre sus brazos futbolistas de la talla de Guillermo Amor, Jordi Vinyals, Esteve Fradera o Ángel Pedraza, una de las primeras hornadas de privilegiados en disfrutar de la nueva alcoba azulgrana. Nombres propios como Josep Guardiola, Tito Vilanova, Jordi Roura o Aureli Altimira continuaron nutriéndose de sus enseñanzas para más tarde elevar su renombre al Olimpo de los Dioses.

De La Masía al Camp Nou

Resguardando la doctrina de un método marcado, la filosofía de Johan Cruyff impregna cada recodo de La Masía. El técnico holandés se convertiría en una referencia al convocar a más de una treintena de jugadores de la cantera en sus ocho temporadas en la banca del Camp Nou. Siguiendo la línea marcada por el maestro del ‘Dream Team’, el triunfo de una creencia quedaba patente en el año 2009 con Leo Messi a la cabeza. Estelar, envuelto de un aura especial, el argentino se convertía en el primer canterano en ganar un Balón de Oro, coloreando las páginas más laureadas de La Masía e izándose como el supremo portador de la base azulgrana.

Pero la cúspide del hito llegaría de la mano de Tito Vilanova. Fiel conocedor de las entretelas de la pedrera ‘culé’, Tito alcanzaría una hazaña sin precedentes al constituir el primer ‘once’ repleto de canteranos en un partido oficial. Quedaba para los anales de la historia aquel 25 de abril de 2014 dónde la lesión de Dani Alves propiciaba un hecho sin precedentes. Sobre el césped del Ciutat de Valencia frente al Levante UD un elenco colosal tocaba el cielo a orillas del Mediterráneo: Víctor Valdés, Martín Montoya, Gerard Piqué, Carles Puyol, Jordi Alba, Xavi Hernández, Sergio Busquets, Andrés Iniesta, Cesc Fàbregras, Pedro Rodríguez y Leo Messi, once jugadores formados en ‘Can Barça’ envolviendo la quimera.

Desde Ángel Pedraza, el primero en debutar con el primer equipo el 16 de septiembre de 1980 hasta el 25 de agosto de 2019 con Anssuname Fati, última joya emanada de la cantera en explotar sobre el tapiz del coliseo. Creyente de su estilo, son muchos los jugadores que han crecido al amparo de la cantera azulgrana. Uniformados con más o menos suerte sobre la cancha, todos ellos se impregnan de un distintivo marca de la casa. El modelo, imitado por muchos, sólo alcanza la cúspide en ‘Can Barça’. Cuatro décadas de un nacimiento al que todavía le quedan muchas páginas por contar. 

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