Gabriel García Márquez decía que "la vida no es sino una continua sucesión de oportunidades para sobrevivir", pero ese aforismo en el mundo del fútbol difícilmente tiene cabida. En este deporte, jugadores y entrenadores se están jugando todo prácticamente a una carta día sí y día también por el simple hecho de ser profesionales, con todo lo que ello conlleva.

La paciencia de las personas tiene un límite, y pese a que suene repetitivo hay que aclararlo, en fútbol ese aguante se difumina a las primeras de cambio, empezando por la afición y terminando por la junta directiva de un equipo.

Encomendados a unos fijos

El Sevilla ha fichado bien este verano, de eso que no quepa la menor duda. Solo hay que ver los buenos resultados que se están consiguiendo de la mano de los Fernando, Jordán y Oliver Torres. Es más, la ilusión de la afición hispalense se mantiene desde que arrancó la temporada, y solo los mismos jugadores dirán dónde está el techo del equipo, ¿pero, y qué es de los que no han cuajado o de los que van 'a su ritmo'? ¿Hay tolerancia para ellos en un equipo de élite como éste?

Sin duda, a los nervionenses les pasó factura la pasada campaña su escueto fondo de armario, y es que en la primera vuelta se quemaron los puntales -véase Sarabia, Banega y Franco Vázquez-, por la incomparecencia de la llamada segunda línea. El miedo a que esto vuelva a suceder siempre está ahí porque es inherente al fútbol, pero esta campaña, pese a que Lopetegui parece contar con un amplio abanico de hombres competentes, siempre hay una serie de ellos que no terminan de aclimatarse por hache o por be. 

Mucha voluntad, pocos resultados

La delantera, junto al extremo izquierdo, es la línea que más preocupa en el Sevilla. Dabbur, De Jong y Chicharito, acumulan cuatro goles en quince partidos oficiales, los números hablan por sí solos. En pleno mes de noviembre, el subterfugio de la adaptación es cada vez más difícil de creer para el holandés y el mejicano -ya que el israelí ni está ni se le espera-, pese a que compartan el arresto que ponen cada vez que juegan, lo cual no asegura puntos pero desactiva momentáneamente el silo de críticas de la hinchada.

A De Jong, hasta el momento, le han eximido de masivos ataques sus aportes defensivos -sinónimo de voluntariedad y de compromiso-, pero lo cierto es que del máximo goleador de la pasada Eredevisie se esperan goles. Puede que no a raudales debido al salto cualitativo entre ligas, pero sí en mayor cantidad que el conseguido hasta la fecha ante el Levante. El latinoamericano parecía que tendría una suerte diferente a la de su compañero neerlandés tras su estelar debut en Europa League con el Qarabag, pero más allá de la competición continental, poco más le ha deparado al equipo además de unas incesantes ganas por cumplir, que eso de cara a la moral del jugador y al público puede estar bien, pero en el verde no se traduce en tres puntos como ya se ha comentado.

El extremo zurdo está dando mucho de qué hablar, puesto que actualmente Nolito -33 años-, es el titular para ese puesto en un conjunto candidato a entrar en Champions y que no tiene un recambio de garantías. De hecho, Oliver Torres, que normalmente ejerce su labor en el centro del campo, se está viendo obligado a desplazarse al extremo debido a que no hay un buen sustituto natural para el sanluqueño. Aquí es donde entra en discordia Rony Lopes, que llegó a la capital andaluza en lo que parecía un movimiento maestro de Monchi al traspasar a Ben Yedder al Mónaco por cuarenta millones e incorporar al brasileño por veinte. Llegó con un buen cartel del Principado, pero lo que se está viendo es a un Rony fuera de tono que apenas entra en una convocatoria y que solo ha cuajado una actuación decente frente al APOEL en Europa League. Es decir, se ha reducido ostensiblemente la cantidad de goles anotados por una apuesta más que arriesgada y que de momento está saliendo rana, lo cual acrecienta aún más la problemática.

En definitiva, el techo del equipo lo establecen los mismos jugadores, y a Lopetegui se le cuestiona por ese tema constantemente, pero si se quiere optar a grandes cosas no se puede estar esperando eternamente, porque este deporte no lo hace. Los cuestionados, los que no terminan de dar el 'do de pecho', tienen que hablar ahora o callar para siempre, y aparecer por su propio bien y por el del equipo, ya que las fuerzas no son inagotables, se terminan agotando como la paciencia.