Joan Francesc Ferrer, Rubi, se ha ganado su continuidad en el banquillo del Betis con muy buena nota, tras su planteamiento y victoria magistral el pasado sábado frente al Valencia, al que superó durante los noventa minutos de juego con un estilo atrevido y vistoso, que encantó a la grada del Benito Villamarín, a la que tanta falta le hacia de una tarde así en el feudo heliopolitano.

Match ball salvado in extremis y que parece que al fin dejará unas semanas más tranquilas en el míster verdiblanco, el cual lleva casi la totalidad de las jornadas en el filo de la navaja, o en el matadero, como él mismo llamaba a su situación en el club hace unos días.

Ante el Valencia, pudimos ver la mejor versión de un Betis, que presentaba incluso sorpresas en su once, como la de Edgard, el cual se marcó un partido en su debut de matrícula de honor, y un estilo de juego que al fin parece que van asumiendo los futbolistas verdiblancos. Un juego de posesión, que recuerda al de años atrás, con un juego directo que derivó en 25 ocasiones de gol, con nueve disparos entre los tres palos, algo que se echaba de menos por la avenida de la palmera.

Después de pasar por el primer tramo complicado de liga con un buen 7/12 en cuanto a puntos ante Celta de Vigo, Real Madrid, Sevilla y Valencia, ahora Rubi quiere conseguir la continuidad de juego y resultados con un calendario algo más cómodo, que debería servir para enterrar los fantasmas que circulan por los aledaños del Villamarín, y poder conseguir una estabilidad y los apoyos que el propio entrenador a echado en falta en alguna ocasión desde su llegada.

Su próximo rival, el Mallorca, dirá si el partido ante el Valencia es un punto de inflexión hacia el avance, o solo una casualidad dentro del mal arranque liguero del Real Betis Balompié.