El 2019 ha sido un periodo lleno de altibajos para Álex Moreno. Comenzó el año siendo una de las auténticas revelaciones de Primera División, aunque su frescura, habilidad y velocidad fueron insuficientes para que el Rayo Vallecano permaneciera en la máxima categoría, y tras unos meses complicados, pasó a pertenecer al Real Betis Balompié. En el club verdiblanco, al que llegó en los últimos compases del mercado estival, y con todo en contra cuando Pedraza ya se había asentado en el flanco izquierdo, fue capaz de ganarse la titularidad a base de trabajo y buenas actuaciones. Tras haber intervenido en 14 partidos, goza de la completa confianza de Rubi, quien le utiliza como lateral, carrilero o extremo, en función del planteamiento del encuentro.

El 2019 de Álex Moreno

Álex Moreno comenzó el 2019 de igual manera que finalizó el 2018, ganando. El Rayo visitaba en el primer partido del año al Valladolid, de donde sacó tres valiosos puntos gracias a un tempranero gol de Álvaro Medrán (0-1). El lateral era una pieza fundamental en los esquemas de Míchel, y como era de esperar, también participó en las victorias ante Celta (4-2) y Alavés (0-1), y en el encuentro que se saldó con empate frente a la Real Sociedad (2-2).

A partir de ese momento, aunque Moreno siguió siendo un fijo en el once inicial y dejando buenas actuaciones, se produciría el declive de un Rayo Vallecano que encadenó siete partidos sin ser capaz de sacar un punto, situación que derivó en el despido de Míchel. Aunque dentro de esta mala racha, posiblemente el catalán jamás olvidará que fue capaz de pararle un libre directo a Leo Messi, su ídolo. El disparo iba directo al fondo de las mallas y él, que se puso a la misma altura que el guardameta, leyó la trayectoria del esférico a la perfección para golpear en la misma línea de gol el balón, desviando a córner, al más puro estilo FIFA. Una jugada que no fue suficiente para sacar algo positivo del Camp Nou (3-1).

Álex Moreno tratando de arrebatarle el esférico a Busquets | Fotografía: LaLiga
Álex Moreno tratando de arrebatarle el esférico a Busquets | Fotografía: LaLiga

Tras el despido de Míchel, Álex Moreno se reencontraba con Paco Jémez, el técnico que le hizo debutar en Primera División en la temporada 2014-2015. El canario ya conocía sus cualidades y aunque ante el Betis (el estreno del técnico) (1-1), partió como lateral, en el siguiente encuentro, donde recibían al Valencia (2-0), devolvió al '7' a su posición natural, el extremo. En este compromiso fue la primera vez en la temporada que el catalán era sustituido, saliendo del verde en el minuto 66.

En el siguiente partido, el 14 de abril de 2019, Moreno volvió a partir como extremo, posición que le sirvió en San Mamés para liberarse de tareas defensivas y centrarse más en potenciar su faceta goleadora o dar asistencias. Precisamente en el feudo de los leones marcó su primer gol en Primera División. El balón partía desde banda derecha, y aunque un jugador del Athletic quiso despejar el esférico, esto sirvió para que el zurdo lanzara una volea imparable para el guardameta del conjunto local. Su diana no fue suficiente para ganar (3-2), pero el catalán estrenó su cuenta particular en la máxima categoría.

Dos jornadas después, ante el Sevilla, en un compromiso intersemanal, fue sustituido en el minuto 45, viendo desde el banquillo toda la segunda parte. Su marcha se notó hasta tal punto que los jugadores se marcharon a vestuarios con 0-0 en el marcador, y finalmente el electrónico lució un 5-0 favorable al conjunto hispalense. Aunque el verdadero varapalo llegó el cuatro de mayo, cuando la derrota ante el Levante (un encuentro en el que Moreno acabó actuando como central), condenaba a los de Vallecas a regresar a Segunda División (4-1).

Álex Moreno, junto a compañeros del Rayo, observando la celebración de un gol del Levante | Fotografía: LaLiga
Álex Moreno, junto a compañeros del Rayo, observando la celebración de un gol del Levante | Fotografía: LaLiga

El siguiente encuentro contra el Valladolid (1-2), que todavía se jugaba la permanencia en la jornada 37, fue un mero trámite para el Rayo Vallecano, no así para Álex Moreno. El catalán partió, como era habitual, un partido más de inicio, y lo hizo como lateral. En el minuto 67, parecía que el ahora habilidoso futbolista iba a abandonar el terreno de juego, y Vallecas se puso en pie para aplaudir al zurdo, aunque finalmente el que salió del terreno de juego fue Tito, quien dio su brazalete al '7'. Pero en el 75, seis después de que recibiera la tarjeta amarilla que le impidió estar en el siguiente compromiso ante el Celta de Vigo (2-2) por acumulación de cartulinas, sí se produjo su cambio. La grada volvió a ponerse en pie para, entre gritos que le animaban a quedarse, o a alabar su labor futbolística, dejarse las manos por alguien que se ha desfondado en cada duelo que ha participado con la franja. Todo indicaba a que aquella ovación era una despedida, y a punto estuvo de serlo.

El duelo ante el Valladolid fue el último de la temporada 2018-2019, un curso que sirvió para que el Rayo Vallecano saboreara la miel de la élite para acabar regresando a Segunda División. Moreno se marchó de vacaciones con la decepción interior de no haber podido salvar a su equipo, el mismo al que él, gracias a su gol aquel 27 de mayo de 2018, devolvió a la máxima categoría. El habilidoso futbolista, debido al descenso de los de Vallecas, fue uno de los culebrones del verano, precisamente porque muchos conjuntos querían aprovecharse del mal momento de los madrileños y llevarse al polivalente lateral.

Pero Moreno sólo tenía un equipo en la cabeza, el Betis. Todo parecía indicar que antes de que el Rayo regresara a la pretemporada, el lateral sería jugador verdiblanco, pero no fue así. El culebrón se alargó en exceso, y el catalán tuvo que ponerse a las órdenes de Paco Jémez para prepararse de cara a la competición liguera. Jugó la mitad del partido ante el Leganés (2-2) y posteriormente se marchó de stage a Austria con el resto de sus compañeros. Precisamente ahí saltaron todas las alarmas. El futbolista apenas comía, bebía y dormía, su situación contractual le estaba pasando más factura de lo que parecía, y su estado de ánimo estaba por los suelos. Su físico no le permitía rendir como se esperaba, y precisamente por este motivo no pudo participar todo lo que hubiera deseado en los compromisos del país centroeuropeo.

Álex Moreno celebrando un gol | Fotografía: Rayo Vallecano S.A.D.
Álex Moreno celebrando un gol | Fotografía: Rayo Vallecano S.A.D.

A su vuelta tuvo que hacer lo que parecía imposible meses atrás, regresar a Vallecas. Lo hizo en la disputa del Trofeo de Vallecas frente al Alcorcón (2-3), y ahí sí sería su despedida del barrio madrileño, aunque posteriormente se enfundaría la franjirroja en El Arcángel (0-0). En la primera jornada de Liga no fue convocado (2-2 frente al Mirandés), y días después, tras unas duras negociaciones entre Rayo y Betis, al fin llegó la buena nueva que tanto ansiaba Moreno.

El fichaje se cerró en la tarde/noche del martes 20 de agosto, y precisamente por las ganas que tenía el catalán de pertenecer al Betis, cogió su coche y se trasladó a Sevilla durante la madrugada, para así poder estar el miércoles desde primera hora en las instalaciones del club verdiblanco. Pasó el reconocimiendo médico, firmó su contrató, grabó el vídeo de presentación y se puso a las órdenes de Rubi, ya que su puesta de largo oficial no se celebró hasta el miércoles 22. Con su incorporación, el Betis ganaba velocidad, habilidad, regate, técnica, desequilibrio, cambio de ritmo, polivalencia, con gran fondo físico, buena solvencia en el uno contra uno… Entre otras cualidades. Un jugador con vocación claramente ofensiva, pero con la solidaridad suficiente como para ayudar en defensa hasta el último minuto.

Precisamente en su presentación, tras todo lo sufrido, Moreno rompió a llorar. El catalán no podía asimilar la emoción de estar, al fin, en Sevilla, y lo que era más importante, en el Betis. Aunque no todo iba a ser un camino de rosas al principio, y ser el último fichaje no es un rol fácil. El catalán era conocedor de que Pedraza se encontraba por delante de él de cara a las preferencias de Rubi en aquel momento, y frente al Barcelona (5-2) no fue convocado por no llevar suficiente tiempo con el resto de la plantilla. Aunque sí estuvo en la lista para hacer frente al Leganés (2-1), sentándose en el banquillo, pero finalmente no saltó al verde porque el técnico dio prioridad a otras opciones.

Álex Moreno en su primer entrenamiento con el Betis | Fotografía: @alexmoreno
Álex Moreno en su primer entrenamiento con el Betis | Fotografía: @alexmoreno

Contra el Getafe (1-1), en la jornada cuatro, llegó su momento. Era el minuto 83 cuando, el 15 de septiembre de 2019, Álex Moreno saltó al verde del Benito Villamarín para hacer su debut con la elástica verdiblanca. La hinchada allí presente se dejó las manos para dar una calurosa bienvenida a ese fichaje desconocido para muchos, pero que merecía una ovación por las ganas y el empeño que puso en recalar en Heliópolis. Apenas tuvo oportunidad de demostrar por la falta de tiempo, pero tuvo ciertos detalles que sorprendieron y gustaron a la afición.

Frente a Osasuna tuvo unos minutos más, y volvió a demostrar que su llegada al Betis no era casualidad, aunque no llegó a ser determinante en el punto que sacó el Betis de El Sadar (0-0). La siguiente jornada, que se disputó entre semana, Rubi le puso como titular ante el Levante (3-1), y contra los valencianos sacó a pasear su habilidad, potencia y regate. Un jugador incombustible que no sólo daba seguridad en la zona defensiva, también aportaba mucha frescura e ideas ingeniosas al borde del área.

La siguiente jornada, en la que el Betis se desplazó hasta el feudo del Villarreal (5-1), Rubi aprovechó su polivalencia y le hizo partir de inicio nuevamente, pero esta vez como extremo, contando con el respaldo de Pedraza como lateral, un rol que repitió ante el Eibar (1-1).

Álex Moreno a punto de golpear el esférico | Fotografía: Manuel Jesús Pérez (Onda Bética)
Álex Moreno a punto de golpear el esférico | Fotografía: Manuel Jesús Pérez (Onda Bética)

En el siguiente desplazamiento, a San Sebastián (3-1), Moreno regresó al lateral, y aunque partió de inicio, no pudo finalizar el partido. Un golpe le hizo abandonar el terreno de juego en el minuto 53, y una contusión en el sóleo fue precisamente el motivo de que ante el Granada (1-0) no partiera como titular, aunque disputó unos minutos saliendo desde el banquillo. Contra el Celta, en la jornada intersemanal, regresó a la lista de los once elegidos por Rubi para un duelo crucial que se saldó con final feliz para el Betis (2-1).

Participó contra el Real Madrid (0-0) casi la totalidad del partido, siendo un auténtico quebradero de cabeza para Carvajal, Rodrygo y Vinicius, y también fue el mejor muro para que Navas y Ocampos no pudieran campar a sus anchas durante el que para Moreno era el primer derbi sevillano (1-2), que se celebró en el campo del Betis. Pero hubo que esperar hasta el 23 de noviembre (2-1), para que el catalán se soltara del todo sobre el verde del Villamarín y diera su primera asistencia, un pase que recibió Joaquín para mandar al fondo de las mallas.

Debido al despliegue físico de Moreno en cada partido, sufrió una sobrecarga precisamente en este partido, y aunque intentó recuperarse a tiempo para la cita en Son Moix (1-2) y regresar a la que fue su casa durante una temporada, no pudo volver al verde hasta el ocho de diciembre, en el día de 'Joaking' (4-2), a quien precisamente le dio la asistencia del segundo gol. Desde el duelo contra el Valencia le cogió el gusto a dar el último pase, y repitió lo mismo en el siguiente compromiso, esta vez con Borja Iglesias en el RCDE Stadium (2-2). El catalán parece entenderse mejor cada vez que alcanza la línea de fondo, y eso va a ser un punto muy a favor del Betis, pero muy en contra de los rivales, que tendrán que atarle en corto si no quieren ver nacer goles por el flanco izquierdo verdiblanco.

Álex Moreno controlando el esférico | Fotografía: LaLiga
Álex Moreno controlando el esférico | Fotografía: LaLiga

El 2019 ha sido un periodo de muchas emociones para Álex Moreno, tanto buenas como malas. Pero el catalán comenzará el 2020 con la ilusión de lograr algo grande con el Betis y de asentarse en el flanco izquierdo verdiblanco. El inicio de una década en la que aún sacará mucho más fútbol de sus botas. Se ha ganado el cariño de la hinchada muy pronto, y lo ha hecho a base de trabajo y buenas actuaciones, aunque las ganas que mostró desde el minuto cero han jugado a su favor. Con una proyección imparable, junto a la inquietud continua de aprender, corregir errores y crecer, y con la Selección Española en el horizonte a pesar de la competencia existente, además del sueño de sumar un título más a su palmarés con el escudo de las trece barras (ganó el campeonato de LaLiga SmartBank la temporada 2017-2018), el próximo año del zurdo puede traer mejores noticias de las que él mismo pueda desear. Lo que está claro es que el natural de Sant Sadurní D'Anoia seguirá teniendo en mente que "en una cabeza llena de miedos, no hay lugar para los sueños".