De vez en cuando debemos echar la vista atrás. Debemos recordar que una vez, hace no mucho tiempo, el Real Zaragoza fue un equipo glorioso. Debemos recordar que esa historia es nuestra, que ese legado pertenece a la afición y esta debe luchar para recuperar lo que es suyo. Debemos recordar el palmarés que tenemos aunque con él no se ascienda a Primera.

Pero debemos recordar también que no todos han sido buenos momentos en el seno de la escuadra blanquilla. Hemos de tener presente que en los últimos diez años nuestro equipo ha estado a punto de desaparecer en varias ocasiones fruto de la infame gestión de un puñado de malhechores y de unos políticos que metieron sus sucias manos en el bien más preciado para mucha gente. Y sobre todo, debemos echar la vista atrás y acordarnos de cuando la afición zaragocista se sublevó contra todo lo que rodeaba a su club.

Situémonos. Verano del 2014. Tras casi diez años de sufrimiento de la mano de Agapito Iglesias al mando del equipo aragonés y gracias a la presión que ejercía el aparato judicial aragonés, el soriano se vio forzado a vender un paquete de acciones a unos empresarios aragoneses -entre ellos Mariano Casasnovas, Gamón, Lasheras, Brumwell...-  en una maniobra financiera de poca ética. Una falsa venta que debía atraer a futuros inversores para hacerse con el paquete mayoritario de acciones del Real Zaragoza como Kadir Sheikh.

Brumwell, Lasheras, Agapito y Casasnovas el día de la venta. Foto: El Periódico
Brumwell, Lasheras, Agapito y Casasnovas el día de la venta. Foto: El Periódico

Pero todo este círculo opaco que rodeaba al Real Zaragoza con demasiadas personas intentando su -casi- fraudulenta venta acabó con la paciencia de una hinchada zaragocista que solamente deseaba el bien para su equipo. Y que, además, sabía que con las mencionadas operaciones no iba a llegar. Un club abocado a la desaparición estaba siendo ninguneando con las sucias manos de los que, de alguna manera u otra, le habían llevado a la ruina. Y mientras tanto, las institiuciones permanecían inmóviles esperando deseosamente el fallecimiento del estamento zaragocista.

Y la afición se sublevó contra los malhechores. 17 de Julio de 2014. El día que cambió la historia y el porvenir del Real Zaragoza. Una marabunta de hinchas zaragocistas llenaron las calles de la capital aragonesa para pedir justicia para su club. Millares de personas fueron convocadas a últimas horas de la tarde en la Plaza del Pilar de Zaragoza para salir en corteo hacia La Romareda. La plaza más importante de la ciudad maña teñida de azul y blanco como antaño, pero esta vez para algo más importante: evitar la muerte de uno de los valuartes de la sociedad aragonesa.

La Calle Alfonso albergó el primer tramo de la manifestación. Foto: El Periódico.
La Calle Alfonso albergó el primer tramo de la manifestación. Foto: El Periódico.

Cerca de veinte mil personas recorrieron y llenaron de color y sonido zaragocista las más transitadas vías de la capital aragonesa para demandar que de una vez por todas se hiciera justicia con algo que llevaban muy adentro. El sentimiento por el escudo del león rampante se volvió a demostrar como no se hacía en mucho tiempo. Una afición que se hallaba muerta, desangelada, resucitó de sus cenizas como el Ave Fénix y demostró que el zaragocismo aún no había dicho su última palabra.

Echas la vista atrás y te inundan los recuerdos en forma de lágrimas. Quizás hoy en día la afición no hubiera salido a las calles como entonces. Pero hemos de valorar todo lo que hicimos. Ver la manifestación repetida significa recordar lo grande que es la hinchada blanquilla y te demuestra, por otra parte, que el zaragocismo nunca va a morir. Está por encima de cuaquier suceso. El sentimiento por el escudo del león va más allá de todo lo que puede tocar una Sociedad Anónima.

Hoy, el Real Zaragoza está mucho más vivo que nunca. En Segunda, sí. Pero con una masa social de las más grandes de España. Y esto se debe, sobre todo, gracias al legado que dejamos los presentes en aquella manifestación.

“El Real Zaragoza será lo que quiera su gente”. O por lo menos así lo decía el capitán general de las tropas zaragocistas. Lo que está claro es que, si su gente está con el Rea Zaragoza como lo estuvo aquel 17 de Julio de 2014, el club no desaparecerá nunca.