El Celta llegaba a tierras vascas muy necesitado y esperaba lograr la tan ansiada victoria tras cuatro partidos consecutivos sin conseguirla. A ello se le suma la presión por la victoria de rivales directos por la permanencia como el Mallorca o el Espanyol, la victoria era casi una obligación.

El partido comenzaría con la misma dinámica que posteriormente se iría repitiendo con el paso del tiempo, un claro dominio de los vascos sobre los gallegos. El Celta parecía que no hubiese llegado todavía al encuentro durante el primer cuarto de hora del encuentro, donde el Athletic dispondría de hasta tres ocasiones consecutivas para ponerse por delante en el marcador, dos de ellas a balón parado. Murillo que debutaba con el Celta casi acaba por meterse en propia en los primeros compases del partido

Ya encarando el segundo cuarto de hora del encuentro el Celta dispondría de una clara ocasión de Olaza a pase de Santi Mina que obtendría como respuesta una gran atajada de un colosal Herrerín.

Pero los errores defensivos condenarían al Celta a recibir un constante asedio de los bilbainos que no dudarían en ponérselo difícil a un espectacular Ruben Blanco. Las atajadas del cancerbero de Mos sirvieron para frenar la sangría defensiva que sufriría el conjunto dirigido por Óscar García.

La primera gran ocasión para el Celta llegaría en un centro de Iago Aspas que definiría de la peor forma posible mandando el balón fuera de terreno de juego. Una ocasión que de haber chutado con la zurda  el Celta se hubiese puesto por delante en San Mamés.

Y por sorpresa llegaría el único tanto del Celta en el encuertro, un disparo raso en diagonal de Rafinha que descolocaría al portero del Athletic. Cabe destacar las vitales paradas de Rubén Blanco que volvió a salvar a su equipo otra jornada más.

Pese al tanto el partido seguiría con la misma dinámica que llevaba viéndose durante todo el encuentro, para intentar cambiar esa tónica, Óscar García realizaría su primer cambio dando lugar a la entrada de Pape.

Un doble error defensivo de Fran Beltrán supondría un penalti por mano que el verdugo del Celta en las últimas temporadas, Raúl García, transformaría desde los once metros. A raiz de esto el Athletic atosigaría más si cabe al Celta para lograr la remontada que por fortuna para el Celta no lograría completarse y poder sumar un punto de oro en un campo muy complicado como San Mamés.

El Celta se jugará algo más que tres puntos la próxima partida frente al Eibar en Balaídos, encuentro en el que el apoyo de la afición será decisivo, al igual en esta segunda vuelta del campeonato.