En días como estos, previos a una cita con la historia, se me hace imposible no echar la vista atrás y recordar todos esos desastrosos momentos que ha sufrido el zaragocismo. En días como estos, en los que los nervios te recorren el cuerpo deseando que llegue el momento de dejarte la garganta por tu equipo, se me hace imposible no acordarme de todo el esfuerzo y sacrificio que ha hecho el zaragocismo para llegar hasta aquí.

Pero en días como estos, en los que ya no me quedan uñas para morder, en los que no te puedes quitar de la mente el partido en cuestión, celebro poder haber nacido en una familia que me haya inculcado los valores zaragocistas. No hay nada más grande que esto. Y lo digo con conocimiento de causa.

El de esta noche no es el partido más relevante para el porvenir del Real Zaragoza. No es un encuentro decisivo para el futuro del club y su afición. Esos partidos ya los jugamos hace tiempo y, el más importante de todos, lo ganamos un 17 de julio de 2014. Debemos recordar estos momentos para que, cuando podamos gozar de alegrías como esta, el sabor sea aún más placentero.

El partido de esta noche es un premio a todas las personas que lucharon en su día por la supervivencia del Real Zaragoza. Desde la Fundación 2032, con todos los accionistas y consejeros que la integran, hasta la afición que siempre ha permanecido fiel, pasando por jugadores que dignificaron el escudo, entrenadores que supieron enseñar los valores del zaragocismo y demás personal del club que, ante todo, llevan al Real Zaragoza muy dentro del corazón.

Hoy, tenemos el privilegio de vivir aquellas noches que todos soñamos alguna vez. Los tiempos recientes no han sido fructíferos para el club y, aún así, los hinchas han permanecido fieles incondicionalmente. Y este partido es para todos aquellos soñadores que, algún día, pensaron en poder volver a vivir un partido como este.

La importancia al partido no se la da el Real Madrid, se la da el volver a ver al equipo jugando contra un equipo grande. Porque todos nos lo merecíamos. Por ello, debemos aprovechar cada uno de los segundos que compartamos con nuestro compañero de butaca, persona con la que llevamos sufriendo codo con codo una multitud de años.

Aficionados, disfrutrad. Pasaoslo bien. Cantad, reid, haced lo que queráis. Pero intentad pensar que uno de estos partidos tardan mucho tiempo en volver y que sois unos privilegiados en poder haberlo vivido. Somos unos afortunados de poder ver otra vez a nuestro equipo codeándose con los grandes y no podemos desaprovechar esta oportunidad.