Reconozcamos que lo de ayer se veía venir. El mejor local de Segunda División recibía a un Almería, futbolísticamente, en estado crítico. Y a esto hay que sumarle los dardos envenenados lanzados directamente a cuerpo técnico y jugadores esta última semana. La tormenta que tantos avecinaban, tras el choque con el Racing, iba a consumarse.

El Huesca de Michel se hizo dueño y señor del partido. E independientemente de la actuación arbitral, el resultado hizo justicia a lo visto en el terreno de juego. Veamos las claves del descalabro de los chicos de Gutiérrez.

 Dominio oscense del balón

La tropa de Guti jugó a merced del Huesca. Los de Michel se hicieron dueño del esférico frente a una UDA impotente e incapaz de recuperar la pelota. Cuando les llegaba a los indálicos, ningún futbolista era capaz de tener un mínimo de criterio,- a excepción de Juan Muñoz y Fran Villalba-. Gutiérrez probó con Kaptoum y Petrovic en la medular desde el inicio. Ni el camerunés, ni el serbio fueron capaces de poner el temple necesario para el juego. Huecos por doquier y falta de carácter para mover al equipo. La entrada de Villalba mejoró notablemente el juego indálico pero no dio ni para poner las tablas en El Alcoraz. Jugaron a regañadientes, sin más. 

Envíos a la olla sin cesar

Los centros fueron la baza oscense para lograr la suma de 3 ayer. Raba y Ferreiro se encargaron de colgar balones al área para encontrar portería. No estaba Rafa Mir. Pero sí Okazaki, Juan Carlos Real o Mikel Rico para finalizar los envíos desde el costado. Costas y Maras dejaron mucho que desear. Las facilidades que poseen los dos para el juego aéreo quedaron en balde frente a los rematadores del Huesca. Basta tan solo con ver el primer gol local, obra del japonés Okazaki. Los laterales rojiblancos invitaban a que los extremos se proyectaran desde los costados. En definitiva, lo del Almería en defensa fue un despropósito. 

Darwin Nuñez hizo el definitivo 3-2./ LaLiga

Destellos individuales

Los dos goles anotados por los pupilos de Gutiérrez son un claro ejemplo de esto. El mérito de Villalba y Darwin no viene de una continuada transición de balón o de un contraataque vibrante y eléctrico. No. Son obra de la evidente calidad que poseen ambos. Si nos paramos a pensar, ¿Cuánto llevamos sin ver un gol indálico que no sea a causa de una genialidad individual? Esto es otro reflejo más del problema de juego que sufren Guti y los suyos. Porque, recuerdo, para ganar se necesita mucho más que calidad y lucidez de unos pocos. 

¿Actitud?

Lo que más puede cabrear al aficionado es que su equipo tire la toalla. Tras el golazo de Okazaki, no hubo reacción. Es más, a los pocos minutos de este, llegaría el segundo de los oscenses. Y los jugadores almerienses, con los brazos en jarra y cabizbajos. Ese no es el camino. El camino no es tener tu rabieta personal con el míster porque me ha cambiado sin yo quererlo o refugiarme en el arbitraje. La solución está en ser autocríticos,-tanto plantilla, como cuerpo técnico- apechugar con los fallos y trabajar. Y por supuesto, obviar lo que esté de más. El hambre debe ser insaciable en un futbolista y, por lo que parece, algunos la están perdiendo...

"A palabras necias, oídos sordos", comentaba Balliu esta semana en RR.SS. Pues eso.