Cuesta abajo y sin frenos. La situación agónica de los indálicos sigue perviviendo y la esperanza en los chicos de Gutiérrez se esfuma como el humo de un cigarrillo al dar una calada. Ni el apoyo de la directiva, ni los videos motivacionales lanzados por el club, surtieron efecto en la plantilla. La imagen del Almería fue la de un equipo desmotivado y superado por las circunstancias. Empate agridulce  que favorece al 'Fuenla' y deja a Guti con un último cartucho en el cargador.

Meré tenía un plan

La primera mitad fue el guion ideal del Fuenlabrada. Segundas jugadas, presión alta en la salida, juntar las líneas e interrumpir el juego regularmente. En pocas palabras, desvirtuar el planteamiento del rival. Y vaya que sí lo hicieron.

El Almería no encontraba la fluidez que deseaba. La tropa de Meré incitaba a los indálicos a que cometieran errores sin cesar. Balones en largo ante la presión, pérdidas en el centro del campo y juego en estático, a raíz de la muralla plantada por los azulones. Continuando con la tónica de los últimos partidos, los rojiblancos no encontraron alternativas en el juego. Los almerienses carecían de desequilibrio y  actitud para dar un paso firme en el partido. Lo más cercano a ello era José Corpas. El resto en tierra de nadie. 

La frustración llegaba más viva que nunca con los pitos de la afición en el Juegos Mediterráneos. No había señales de vida de ese Almería que habían visto llegar al primer puesto hace un mes. Un desastre.

Iván Barbero(21) debutó con la casaca rojiblanca./ La Liga

 

Mejoría insuficiente

Los últimos 45 minutos supieron mejor a los rojiblancos. Lazo entraría nada más comenzar la segunda parte con el fin de ofrecer ese desequilibrio que tanto echaba en falta el Almería en la primera mitad.  Parecía que había cierta verticalidad en las llegadas de la UDA. Kaptoum rompía líneas y Corpas se abría entre los defensores. Las flaquezas azulonas comenzaban a ser una realidad, en forma de huecos. Pero la falta de pegada y el tiempo jugaron un papel más que definitivo para que el Almería dejara de creer en una posible victoria. Los de Gutiérrez jugaban a contrarreloj y, en ocasiones, sin cabeza. El ejemplo idóneo lo encontramos en el único acercamiento con peligro del Almería. Un 3 para 1 que se falla en una de cada 10 ocasiones. El mal control de Lazo es fruto de la desesperación y la desconcentración por la que pasa actualmente la plantilla. Sin más.

Guti cambió el esquema, al sustituir a sus dos puntas titulares, introduciendo a Vada y a un ilusionado Iván Barbero. Pero esto fue la sentencia final del Almería en el encuentro. Si ayer faltaba pegada con dos artilleros, imaginen con uno. Y para más inri, era el debut de este con la camiseta rojiblanca. Es como jugar a la ruleta rusa con el tambor lleno. Calamitoso. 

El choque llegaría a su fin y, al igual que al final de la primera parte, la afición chifló la decepcionante actuación de su UDA. 0 a 0 que hace justicia al insoportable partido que vivimos en el Juegos Mediterráneos.

No hay tiempo para más 

La paciencia tiene un límite. Y esta se está agotando. La rueda de prensa postpartido de José María Gutiérrez denota cierta falta de ambición, algo extraño en el exfutbolista durante su carrera. En su discurso parecía insinuar que el punto era positivo. Y no. Si se quiere continuar como actualmente, las palabras de Guti de ayer son el camino. Ahora, si el Almería busca dar un golpe encima de la mesa, en la ambición  y el trabajo encontrarán la respuesta. Se debe dar la vuelta a la tortilla pero la sartén está más que desgastada. El Almería cuenta con una única baza.  La visita al Ramón de Carranza es la última bala que le queda al técnico madrileño. Gutiérrez, aprovéchela.