Aún con la resaca del martes afrontaban los atléticos un partido crucial en sus aspiraciones ligueras. Si ganaban se colocaban terceros, tras el pinchazo del Getafe, si perdían se iban a la séptima plaza alejados de los puestos Champions.

¿Lo ideal? Rotar. Jugar con los que no salieron de titular y así dar frescura a un equipo, en teoría, cansado. Y ahí fue el Cholo, no haciendo caso a 'la lógica', como nos habitúa, y rotando solo un jugador - y a saber si Lemar hubiese estado disponible, si habría jugado-. Vitolo por el francés y a jugar que había un partido importante por resolver y tres puntos vitales para acercar la clasificación para Champions.

Primera parte: si te duermes, te lo pierdes

Con esto y casi sin darnos cuenta Paco Alcácer fusiló a Oblak tras una jugada embarullada y un tiro desde fuera del área. Tímidamente se reclamó fuera de juego porque había un jugador tapando la visión de Oblak en el tiro, luego se vio que Savic habilitaba. El gol subió al marcador y el Atleti ante su dolor de cabeza: 'proponer juego'.

Bien es sabido que el Atleti del Cholo no es conocido por su fluidez en la creación de juego y el 4-1-4-1 que propuso el Villareal hacía más complicado refutar esta teoría.  Imposible jugar por dentro, laterales a escena.

No estaba siendo la mejor noche defensiva de un Lodi que si estaba haciendo buenas pero apocadas incorporaciones. Por su parte, Vrsaljko, sí percutía con más facilidad por su banda y tras un centro del mismo - comentario del gran Julio Maldonado mediante: ' así es imposible que el Atleti le haga daño al Villareal', activó el gafe del comentarista - Ángel Correa remachó el cuero para mandarla a guardar.

1-1 y gol antes del descanso, como mandan los cánones.

Segunda parte: la teoría no va con el Atlético

Durante la primera parte vimos a un Atlético fresco de piernas y presionante por momentos, todo hacía pensar que en la segunda y por la exigencia del último partido iban a bajar las prestaciones físicas. Una vez más, nos equivocamos.

Comenzó la segunda contienda con la misma tónica que la primera, sin embargo había que mover el avispero. Así lo hizo Germán 'Mono' Burgos, máximo exponente del cuerpo técnico atlético, en ausencia de Simeone que cumplía ciclo de amarillas - sí, habéis leído bien, ciclo de amarillas, es Simeone, ¿qué esperáis? Para ello sacó a João Félix y Kieran (o no quieran) Trippier.

El plan funcionó, un cambio de juego del portugués sirvió para que el inglés se la pasara al argentino y este de primeras centrara al capitán y pusiera el 2-1. Parece la previa de un chiste, nada más lejos que un buen gol de Jorge Resurrección Merodio atacando al espacio y leyendo el juego, una vez más, a las mil maravillas. 

Para cuando el Villareal se quiso recuperar, una pérdida de Samu Chukwueze, tras un inoportuno pase de Santi Cazorla, provocó la asistencia de Koke a Félix para poner el 3-1 en el luminoso.

Por parte del Villareal, poco más que un tiro de Alberto Moreno que hizo relucir los reflejos de Oblak por enésima vez.

Conclusión: esto debe ir a mejor, partido a partido

Partido hipercontrolado de un Atleti que parece, ahora sí, ir teniendo más rodaje, compenetración y lo que es más importante: confianza, tanto individual como colectiva, para encarar este último tramo de temporada.

Cruciales serán las últimas altas juntos a la esperado de Diego Costa y a la que creo, personalmente, que será importante si confía en si mismo: Thomas Lemar